Desde ese momento, los aumentos se fueron sucediendo a través de
decretos, llevando el haber mínimo a $308 a fines de 2004; $390 antes
del cierre de 2005 y $470 para mediados de 2006.
Los decretos continuaron en 2007 elevando la mínima a $596,25; y en 2008 para subirla a $690.
A
partir de 2009, ya con la Ley 26.417 de Movilidad Jubilatoria en
marcha, que establecieron dos incrementos anuales, el haber más bajo
aumentó a $827,23 ese año; a $1.046,43 al año siguiente y a $1.434,29 en
2011.
Antes que se aplicara el primer aumento por la Ley de
Movilidad, la jubilación mínima representaba 55,64% del salario mínimo,
vital y móvil, ubicándose a más de 26 puntos porcentuales del 82%.
Cuando
comenzó la aplicación de la legislación, los jubilados del escalón más
bajo pasaron a cobrar $770,66, ubicándose en 62,15% del salario mínimo.
Apenas
dos años más tarde, en marzo de 2011, cuando el Gobierno anunció que el
haber mínimo subía a $1.227,78, se acercó aún más colocándose en el
66,72%.
A comienzos de 2012, el escalafón inferior de los pasivos
pasó a percibir un haber de $1.684, que significaba 73,34% del salario
mínimo; y un año más tarde, al pasar a percibir $2.165, achicó más la
brecha, representando 75,3% del sueldo mínimo.
Ya en marzo del
año pasado, al llegar a $2.757, la diferencia con el salario más bajo
que percibe un trabajador registrado se ubicó en 76,58%.
Con el
anuncio de hoy, en apenas seis años y gracias a la Ley de Movilidad, la
diferencia entre la jubilación y el 82 por ciento del salario mínimo se
recortó en 25 puntos porcentuales hasta llegar a quedar en las puertas
del tan ansiado piso, establecido por el gobierno de Arturo Frondizi.
Fue
justo un 17 de octubre, de 1958, cuando se publicó en el Boletín
Oficial la Ley 14.499, cuyo segundo artículo fijaba para las
jubilaciones el 82% móvil de los salarios.
Sin embargo, cinco años más tarde el diseño de un nuevo sistema fue suspendido, y en 1969, derogado.
Así,
ese 82% móvil para las jubilaciones, que pasó a ser un reclamo
histórico de las fuerzas políticas populares: hoy, a casi medio siglo de
haber sido suspendido, es ya casi una realidad para los jubilados.