Al analizar las fluctuaciones de precios al consumidor y volúmenes de
ventas durante el último cuatrimestre, el estudio arrojó datos sombríos
para el consumo, que en los últimos años ofició de motor de la economía
argentina.
El informe destaca que los productos que más
aumentaron sus precios son los de primera necesidad, como los lácteos,
panificados y carnes, fueron, que en general también se convirtieron en
los que menos se consumieron.
La estampida inflacionaria generó
también "cambios notorios en los hábitos de consumo" de los argentinos,
según el relevamiento realizado entre el 1 de noviembre de 2015 y el 29
de febrero de 2016 inclusive.
Se evaluó el movimiento de precios y
los volúmenes de venta de 253 productos de la canasta básica,
incluyendo alimentos, bebidas, higiene personal y artículos de limpieza,
en unos 653 puntos de venta entre almacenes, hipermercados y
autoservicios chinos.
El estudio fue realizado en el ámbito
geográfico de la Capital Federal, Gran Buenos Aires, Rosario, Mar del
Plata, Paraná, Córdoba Capital, San Miguel de Tucumán, San Fernando del
Valle de Catamarca, Salta Capital, Mendoza y Neuquén.
El sachet
de un litro de leche fue el producto que más aumentó su precio en
góndola, con un 38,2% y una baja en las ventas del 2,1%; la factura de
panadería fue lo que más se dejó de vender, con una baja del 23,4%,
debido a la suba del 27,8% en el precio.
Cayó un 13% el consumo
del pan tipo Felipe (de 8 piezas), cuyo precio trepó en un 36% en cuatro
meses; los yogures se encarecieron 35,4%, y sus ventas bajaron entre 4%
y 11%, según marca y calidad. Los cortes de carne subieron hasta un 34%
en valor, pero el consumo cayó entre 9 y 11% en Capital Federal; hasta
16,2% en el Gran Buenos Aires (donde están los mayores bolsones de
pobreza) y hasta 21,4% en el interior del país.
Si se analizan
los cortes individualmente, se observa un claro cambio en los hábitos de
consumo: se reemplazó el peceto por la falda; la milanesa de peceto o
bola de lomo por cuadrada; creció el consumo de churrasco de paleta, en
detrimento de los bifes con hueso, y que se duplicó el consumo de carne
picada.
Los polvos de lavar la ropa aumentaron los precios en un
32,4% y bajaron sus ventas en un 18,3%, mientras que otros productos de
higiene personal como jabones de tocador y desodorantes que
incrementaron sus valores en un 29,7%, y el consumo cauó 16%.
Apenas
por debajo aparecen los quesos, en todas sus formas, que mostraron una
suba de precios del 29,3%, al igual que los fideos secos que se
comercializaron por arriba del 28,7%; en ambos rubros las caídas en las
ventas rondaron el 14%.
El informe detalla que los detergentes
subieron un 28% y perdieron ventas por un 11%; las harinas se fueron
para arriba en un 27,2% y mermaron sus ventas en un 2,3%; los productos
tomatados, con alzas del 24,5% en sus costos bajaron sus ventas 2,8%.