Y el hecho de convertir a la fiesta del bicentenario en un desfile
militar donde desfila Aldo Rico, que protagonizó lo peor que se puede
hacer en democracia que es alzarse contra el gobierno legítimo; donde
también marcharon represores de la última dictadura. Situación ésta en
la que todos los miembros del gobierno se callaron la boca, a excepción
de Ricardo Alfonsín, hijo del presidente que Rico intentó derrocar.
Grimson
señala que hay cuestiones de gestos y palabras que el gobierno tiene
que tomar conciencia que está manejando de una manera extremadamente
riesgosa para la Argentina. Y plantea la teoría del derrame de la
violencia simbólica que parte desde arriba con gestos de violencia
simbólica, que generarán gestos de violencia simbólica desde abajo hacia
arriba.
Y alerta con que la grieta de la que se habló no va a ser
nada al lado de lo que estamos empezando a ver; que hay que tener
cuidado con la estigmatización y el insulto, lleva a lugares impensados.