
 El intento de magnicidio conmovió a toda la sociedad argentina y 
ocurrió cuando CFK estaba por ingresar a su vivienda y saludaba a los 
simpatizantes que la esperaban a su regreso, como todos los días desde 
que fue impedida de hablar en el juicio de Vialidad.
El presidente 
Alberto Fernández utilizó la cadena nacional para hablar de lo que 
consideró “uno de los hechos más graves desde que recuperamos la 
democracia" y decretó para este viernes feriado nacional. El Frente de 
Todos convoca para marchar a Plaza de Mayo el viernes al mediodía y la 
CGT evalúa llamar a un paro mientras, al cierre de esta edición, la 
gente se congregaba en forma masiva frente a la casa de la 
vicepresidenta. Con bochornosas y estridentes excepciones, gran parte 
del arco político repudió el atentado. La AFA suspendió todos los 
partidos de fútbol argentino. El acto del congreso bonaerense del PJ en 
el que iba a hablar CFK, previsto para este sábado en Merlo, también se 
suspendió. 
Quién es Fernando Sabag Montiel, el hombre que intentó asesinar a Cristina Kirchner
El
 atacante, Fernando Sabag Montiel, fue detenido luego de que la pistola 
fallara pese a que —según los primeros datos— era apta para el disparo y
 tenía cinco proyectiles. Lo que habría ocurrido es que el tirador, al 
que se notaba tembloroso, tiró mal hacia atrás la corredera, la bala no 
entró en la recámara y eso salvó la vida de la videpresidenta. La 
investigación deberá determinar qué motivó el ataque. 
Por un lado, 
Sabag Montiel tiene la residencia en el país desde 1993, su madre es 
argentina, y un canal de cable exhibió imágenes del sujeto alentando un 
durísimo discurso contra los planes sociales. Además, en su brazo tiene 
un tatuaje que, a primera vista, podría ser neonazi. Esto —y sus 
antecedentes de violencia de género y contra mascotas— hacen pensar en 
un sujeto que intentó matar por el discurso de odio contra Cristina 
Kirchner. Del otro lado, se barajan todo tipo de hipótesis, incluida la 
sospecha de que alguien le pagó, una de las líneas de investigación 
apunta a una de las organizaciones de narcos brasileños, que suelen 
proveer de sicarios en su país y también en Paraguay. 
En 2021 Sabag 
Montiel fue detenido por tenencia de arma impropia (un cuchillo de gran 
tamaño); tiene denuncias por violencia de género, tres acusaciones por 
maltrato animal y registra dos o tres domicilios que parecen falsos, uno
 de ellos en La Paternal. El brasileño fue reducido entre militantes y 
custodios y está detenido.
La investigación por el intento de asesinato a Cristina Kirchner
La
 investigación está a cargo de la jueza federal María Eugenia Capuchetti
 que por la noche del jueves fue a su oficina en Comodoro Py para 
reunirse con el fiscal Carlos Rivolo o su reemplazante, Eduardo Taiano. 
La magistrada tiene que reconstruir toda la historia, analizar los 
celulares, los domicilios y la existencia o no de una historia criminal 
del sujeto en Brasil o en otro país.
Sabag Montiel figura como chofer
 de servicio de transporte automotor urbano y suburbano, no regular, de 
pasajeros de oferta libre. Es decir, manejaba una combi. Por lo que se 
vio en un video difundido por el canal CrónicaTV, no parece un 
desinteresado de la política: apareció dándole instrucciones a una mujer
 —que presentó como su novia— que hablaba ante las cámaras en contra de 
los planes sociales. "Fomentan la vagancia", argumento. También habrá 
que determinar en qué consiste exactamente el tatuaje que tiene en el 
antebrazo. Parecería un símbolo neonazi, conocido como "Sol negro", o 
podría ser un tatuaje tumbero.
A priori, la hipótesis que los 
investigadores consideran más probable es que se trata de un individuo 
influido por los discursos políticos de odio. Sus niveles de violencia 
se notan en las denuncias que tiene, contra su pareja y contra mascotas.
 Pero habrá que esperar el desarrollo de la investigación para saber qué
 hay verdaderamente detrás.
El estilo de los sicarios brasileños
No
 se puede descartar la hipótesis de que podría tratarse de un integrante
 de una banda narco brasileña, que en 2018 lo habría sacado de aquel 
país porque lo buscaba la policía. Eso deberá esclarecerlo Interpol.
El
 estilo de los sicarios brasileños es el que se vio anoche en La 
Recoleta: disparan a la cabeza. Se preparan para estar muchos años 
presos, extorsionados o pagados por la organización. En Brasil actúan 
las dos bandas más grandes del continente. El Primer Comando Capital 
(PCC) y el Comando Vermehlo dominan las cárceles, el narcotráfico, el 
contrabando y ya se extendieron a Paraguay. Hay algunos indicios de su 
presencia, en especial del PCC, en las cárceles argentinas.
Quienes 
están cerca del caso hablan, por ahora, de que la primera hipótesis 
—furia política antiK o antiperonista— encaja más con los antecedentes y
 datos que hay a primera vista.
Los tironeos por la custodia
La 
vicepresidenta se convirtió en un blanco relativamente fácil en el marco
 de la violencia verbal, política y judicial desatada contra ella. Hace 
diez días, tras el alegato histriónico del fiscal Diego Luciani, grupos 
de "autoconvocados republicanos" se acercaron a Juncal y Uruguay, con 
megáfonos, a gritar contra CFK desplegando todos los insultos posibles y
 a pedir que se la encarcele. El odio trepó a niveles inusitados.
De 
inmediato hubo una fuerte reacción de militantes y simpatizantes que se 
convocaron espontáneamente frente al domicilio de la expresidenta y 
coparon la esquina todos los días y todas las noches. Para los 
especialistas en seguridad, esa movilización también hizo crecer los 
riesgos por el movimiento permanente de gente en el lugar.
El momento
 más álgido fue el sábado, cuando el gobierno de la Ciudad, de forma 
insólita, intentó bloquear el apoyo a CFK colocando vallas. La movida 
despertó la indignación de quienes estaban allí y eso desató una 
represión feroz, con camiones hidrantes, la infantería avanzando contra 
los manifestantes y con uniformados y personas de civil filmando y 
fotografiando a los que respaldaban a Cristina.
Las cosas se 
tranquilizaron cuando la vicepresidenta salió a un improvisado escenario
 y le dirigió unas palabras a la gente. También eso la convirtió en un 
blanco móvil, por ejemplo, para alguien que quisiera dispararle desde un
 balcón.
Las polémicas con el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta 
derivaron en que el ministro del Interior, Aníbal Fernández, ordenara 
que se amplíe la custodia de CFK, algo que reafirmó horas más tarde el 
fallo del juez Roberto Gallardo. Pero lo cierto es que las salidas y los
 ingresos de Cristina a su domicilio se convirtieron en momentos muy 
críticos desde el punto de vista de su seguridad personal, porque ella 
se acercaba mucho a todos los que la querían saludar. CFK, como antes 
Néstor, siempre fue incontrolable para las custodias y parece evidente 
que una segunda línea de custodios debió estar más en guardia, porque el
 individuo estuvo a centímetros de la cabeza de la vicepresidenta y se 
produjo el milagro de que no cargó bien el arma.
Ningún mandatario o 
exmandatario, desde el regreso de la democracia, estuvo tan cerca de ser
 víctima de un magnicidio y todo indica que lo ocurrido es producto del 
clima de persecución imperante en el país. El ambiente de violencia 
verbal creó el caldo de cultivo del disparó que, por fortuna, no terminó
 en una tragedia.
Tras la conmoción, la Argentina será un país distinto este vierne

