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Este
 crecimiento de la oferta turística o temporaria no solo desplaza la 
oferta de viviendas hacia la nueva modalidad, a expensas de la Ley de 
alquiler temporario sancionada por la Legislatura porteña en 2019 --muy 
permisiva con plataformas como Airbnb--, sino que consolida una forma de
 contratación que es necesario regular desde el Estado. Lo demuestra el 
avance del sector que horada el precario equilibro conseguido a través 
de la Ley nacional de aquileres, de 2020. Y lo confirman las 
asociaciones de inquilinos, de nivel nacional. Denuncian además que la 
maniobra "deja boyando a cientos de inquilinos permanentes” en las 
temporadas altas del ciclo turístico. 
Hay lugares como Tandil o 
Sierra de la Ventana donde los inquilinios pasan semanas "en carpas en 
patios de casas de amigos". En Villa La Angostura “se pasan días 
durmiendo en un coche hasta poder retomar un alquiler”, describen. La 
modalidad liderada por las plataformas enmascara una llana 
flexibilización del mercado inmobiliario: restringe la oferta de 
vivienda permanente y fuerza al inquilino a aceptar contrataciones fuera
 de la Ley nacional 27.551. El objetivo es “generar mayor renta 
dolarizada”, define Gervasio Muñoz, presidente de Inquilinos Agrupados. 
Por eso el alquiler turístico crece en CABA, Patagonia, en el centro del
 país, en ciudades que son destino y tránsito de viajeros. Y las 
inmobiliarias lo sostienen porque muchas son dueñas de departamentos y 
“cuanto más corto el contrato más comisiones cobran” afirma.
Para 
graficar lo complejo del panorama, Muñoz señala que el precio promedio 
por noche para un alquiler temporario en CABA en septiembre fue de 
11.000 pesos, en diciembre fue de 16.500. Un alquiler por mes pasó de 
389.000 a 723.000 pesos. "En tres meses la rentabilidad aumentó un 80 
por ciento", detalla. Y el efecto de esta renta desmedida es "un 
desplazamiento de la vivienda permanente al turismo, generando alza de 
precios”.
Alquileres porteños, temporarios
En CABA, las plataforma
 son hoy, además de una opción para turistas, una vía de acceso a 
vivienda para residentes. "Hay gente que no tiene los requisitos que 
exige el mercado para alquilar una vivienda permanente”, señala Muñoz. 
Habla de garantías, justificación de haberes. “Como el mercado establece
 condiciones restrictivas para ellos, se van a un alquiler a corto 
plazo, donde no son tantas las condiciones”. En septiembre de 2022 
“había 15.603 viviendas publicadas sólo en Airbnb”, puntualiza. 
“En 
CABA es obligatorio por la Ley 6255 --de alquiler temporario-- registrar
 las viviendas en la Secretaría de Turismo. Pero solo se registraron 
250. En diciembre, la oferta superó las 20.000 viviendas y solo había 
137 registradas. "Quiere decir que no hay control del alquiler turístico
 o a corto plazo”, argumenta el presidente de Inquilinos Agrupados. Y 
advierte que el formato se expande en la ciudad. Alarma el mapeo 
georreferenciado: solo en el barrio porteño de Palermo hay 7.000 
viviendas por Airbnb. 
“Esto crece como forma de maximizar renta”, 
define Muñoz. “Y parece que el alquiler turístico se convirtió en 
alquiler a corto plazo para gente que vive en CABA”, evalúa. La maniobra
 sigue la lógica del mercado inmobiliario y flexibiliza el rubro 
vivienda. Si un contrato tiene que durar tres años --bajo la Ley 
nacional--, aquí se puede alquilar una semana o tres meses, esto 
flexibiliza el plazo. El precio, que por Ley se actualiza al año por un 
índice oficial; en el contrato corto el propietario lo fija cada dos o 
tres meses. Y como se cobra en dólares, se dolariza la renta.
Como 
sucede con Uber, que flexibiliza las condiciones laborales de los 
taxistas --señala Muñoz, también presidente de la Federación de 
Inquilinos--, pero "con consecuencias un poco más trágicas porque se 
trata de viviendas”, subraya. Y el fenómeno crece “sin regulación del 
Estado para limitar una contratación que se extiende a todo el país”.
Pasando la General Paz
En
 Bariloche el fenómeno es dramático: “Alquilan viviendas de marzo a 
noviembre, y en temporada alta no hay dónde vivir”, detalla. De Mendoza a
 Tierra del Fuego el cuadro se repite. En Córdoba se da en las zonas 
turísticas: en Valle de Punillas o Villa Carlos Paz. También en ciudades
 como Neuquén, esto deja a la población permanente atrapada por la 
lógica del "temporario”. Como ocurre en Bahía Blanca, Rosario o Mar del 
Plata.
En las zonas turísticas de Córdoba se están utilizando 
“contratos de comodato”, señala Maximiliano Vittar, presidente del 
Movimiento nacional de Inquilinos. En Carlos Paz  "muchos inquilinos 
terminan boyando de diciembre a marzo, porque esas viviendas pasan al 
alquiler transitorio". También pasa en Bariloche, Ushuaia, en Colón, 
donde se restringe la oferta en tiempo vacacional “con un condimento 
complejo” --advierte Vittar-- porque en temporada alta hay más trabajo 
temporario para lo locales. “Pero son los dueños de las viviendas 
quienes dan trabajo, eso inhibe la denuncia porque si reclamás, te 
quedas sin vivienda y sin laburo”, razona Vittar. Es una realidad 
compleja: “Son localidades chicas, todos se conocen. Es difícil generar 
una iniciativa de control”, explica.
En Neuquén capital, una ciudad 
de tránsito para viajeros y receptora de población permanente desde 
otros lugares del país, el fenómeno del temporario se potencia. “Crece 
el mercado inmobiliario en edificios de lujo que están vacíos --son 
capitalización dolarizada--, y el alquiler temporario toma fuerza por la
 actividad petrolera y turística”, repasa Federico Prior, de Inquilinos 
Agrupados. Es un lugar de paso hacia la cordillera y eso se refleja en 
el alquiler temporario: “Hay retiro de ofertas, no hay reglamentación y 
se elude la ley. Se hacen contratos cortos, el famoso de tres meses que 
se extiende a otros tres, pero aumenta el precio”, describe.
“Denunciamos
 la falta de órganos de control como la ley prevé, está Defensoría del 
Pueblo, están los centros de Acceso a la Justicia, o Defensa al 
Consumidor, pero en Villa Pehuenia o Moquehue, localidades con 3000 
habitantes no hay lugar para el reclamo. Queda a voluntad del 
propietario, y el inquilino atado a eso”, describe el referente de 
Inquilinos Agrupados Neuquén. En esta provincia, además “es frecuente el
 temporario porque el propietario prioriza el cobro en dólares 
--argumenta Prior--, y quienes apuestan por la localidad para vivir ya 
no encuentran vivienda”. En temporada baja, a partir de marzo, se 
alquilan a los locales, pero por pocos meses. “Hay enfermeros, médicos, 
policías o docentes, incluso trabajadores del turismo que en temporada 
alta no tienen dónde vivir. Incluso hay localidades que ya no tiene 
personal de salud, médicos ni enfermeros, tampoco farmacias”, suma.
La Ley porteña de alquileres
En
 CABA esto se intensifica a partir de la Ley 6255, de 2019 que permite 
“a cualquiera poner una vivienda en alquiler turístico, cualquier día 
del año y en cualquier zona de la ciudad”, detalla Muñoz. “Esto creció 
en 2017 por la caída del salario, en un mercado que sabe que puede 
aumentar su renta con el alquiler temporario. Y el gobierno ha dejado en
 manos del mercado la decisión de quién puede acceder a una vivienda y 
quién no”, lamenta. Habla de la ciudad y lo extiende al nivel nacional 
de decisiones políticas.
Esta asociación pidió reuniones a las áreas 
nacionales de Turismo y Hábitat. “En Turismo acercamos propuestas como 
crear un Registro Nacional de viviendas turísticas, que establezca 
condiciones: tipo de vivienda, zonas, cantidad de tiempo. Y que lo 
habilite el Ministerio de Turismo de Nación”. Hasta el momento, no hubo 
decisiones al respecto. Para CABA, proponen modificar la 6255 y 
establecer cupos de vivienda turística: también por zona y cantidad de 
noches por año. “Así no quitás viviendas de barrios donde la gente 
necesita vivir”, aporta Muñoz. "Pero no somos escuchados, nadie se 
quiere pelear con el mercado inmobiliario --se anima--, y se desligan 
del problema que dicen, depende de las provincias”. 
En la ciudad
 hay 1.200.000 inquilinos y cada vez hay menos propietarios. Existen 
según el último censo, 530.000 hogares alquilados. Pero la oferta se 
desplaza al temporario porque Airbnb --que no tiene regulación en 
Argentina-- “en CABA tiene una normativa que le autoriza todo”, 
denuncian. Y no se trata de problemas con la Ley nacional 27.551 como 
argumenta el sector inmobiliario.
Legislación internacional
A la 
Ley nacional “la peleamos mucho tiempo y salió, pero quiere derribarla”,
 explica Muñoz. Hay que tener en cuenta que desde 1985 no se legislaba 
el sector y esto enfrenta al inquilino, a un mercado voraz. En defensa 
de esta Ley, Muñoz compara las regulaciones en otros países que son 
incluso más restrictivas que la argentina “y donde la modalidad 
temporaria igual crece”, añade.
Aquí por ley rigen contratos de tres 
años. En España son cinco años, en Francia nueve, en Portugal es para 
toda la vida. “Y la modalidad igual crece de forma terrible. Sin 
embargo, en Nueva York están le poniendo limitaciones fuertes, por lo 
tanto, no tiene que ver con la ley --sostiene--, y así como Uber no 
tiene que ver con los derechos laborales de los taxistas”, agrega sobre 
un falaz planteo comparativo que habla de “flexibilizar las condiciones 
laborales para que haya más empleo”. 
El mercado plantea esto “porque
 busca aumentar rentabilidad sin importarle las condiciones 
socioeconómicas y habitacionales de la Argentina”, asegura Muñoz. La 
pregunta que tensa la trama para quienes alquilan es entonces: “¿Qué 
está dispuesto a hacer el Gobierno nacional para garantizar que todos 
accedamos una vivienda digna y justa?”, razona el presidente de la 
Federación.
¿Quién regula este mercado?
Las inmobiliarias dicen 
que la actividad se tiene que regular de acuerdo al mercado. “Y proponen
 que sigamos pagando alquileres altos, para que ellos hagan más 
viviendas y nosotros paguemos más alto el alquiler --explica Vittar--. 
El valor de un alquiler lo tiene que fijar el Estado. Hoy no hay valores
 de referencia. Así no va a bajar el precio”, afirma. “En Córdoba hay un
 desarrollo inmobiliario importante, aumentó de 450.000 viviendas a 
600.000 en 10 años --agrega--. Pero la población de inquilinos también 
aumentó. Con lo cual no hay solución a la crisis habitacional: se 
construye más, pero se utiliza para otros fines”. La capitalización 
dolarizada se destaca entre estas opciones.
Construir en pesos y 
dolarizar la inversión con la vivienda terminada es el circuito más 
común en la maniobra especulativa. El referente del Movimiento de 
Inquilinos coincide con Muñoz al considerar que “para solucionar el 
problema es necesario un registro público de inquilinos y otro de 
viviendas de alquiler, acompañado de un incentivo fiscal con parámetros 
de referencia en materia de precios. Diferenciando los pequeños 
propietarios de los grandes desarrollistas, y con un órgano de control, 
fuerte”, insiste.
“La promo” del Gobierno porteño
En CABA la Ley 
6.255 de 2019, registra a quienes ofrecen alquiler temporario a 
turistas. Parece una medida de control. Pero el registro no implica 
condiciones, sino generar información para que el Gobierno porteño 
difunda las opciones al turista. “Se fomenta esto, se lo promociona, y 
hoy de 20.000 avisos, hay menos de 150 lugares registrados” advierte 
Muñoz. Por eso destaca la necesidad de crear un Registro obligatorio, 
con límites precisos sobre "tiempo y zonas". Esto modelaría un perfil 
del turismo receptivo en mayor armonía con el habitante permanente.
Una turista “argentina”
El
 alquiler temporario turístico, no solo desplaza al inquilino de 
viviendas permanentes. También genera alta incertidumbre para quienes 
hacen turismo en el país. Mariel, una contadora mendocina que busca 
alquilar cuatro días un departamento para tres personas en CABA, en 
abril, está sorprendida: ¿Qué dólar toman? ¿Cuál es la forma de pago? 
¿Cuánto cuesta por noche? Cada respuesta varía de un barrio a otro, de 
una plataforma a otra. Y Mariel cuenta que “mirando, de chusma nomás, 
cuánto cuesta un alojamiento en Chile por ejemplo, o en Brasil, en 
dólares (el oficial más impuestos) y ¡es igual que en Buenos Aires!”. Se
 alarma y agrega que “las inmobiliarias te cobran al dólar blue. Cuando 
lo lógico sería que resulte más caro ir a otro país que viajar por 
Argentina (por el tipo de cambio nuestro), para incentivar el turismo 
interno por el movimiento que genera en trabajo y servicios. Pero 
desafortunadamente no es así”.
El mito de la falta de viviendas
Hay
 un mito construido por el mercado y el neoliberalismo que dice que 
faltan viviendas en Argentina, afirma Gervasio Muñoz, de Inquilinos 
Agrupados. “Aunque parezca mentira: ¡sobran!” sostiene. “Según la 
población y el último censo, hay 46 millones de argentinos y 18 millones
 de viviendas. Y el hogar promedio es de tres personas. Esto quiere 
decir que hay 15 millones de hogares. ¡Sobran 3 millones de viviendas!”,
 enfatiza.
Sin embargo “la falta” es lo que prima en el mercado del 
alquiler permanente, mientras la vivienda deshabitada aumenta de forma 
exponencial. "Entre 2010 y 2022 se construyeron 4 millones de viviendas,
 y la población creció en 6 millones de personas, con lo cual 
alcanzarían –razona--. Pero construyen para dejarlas vacías: el agro 
tiene excedente en pesos, mucho, y una forma de dolarizar es construir 
en pesos para dolarizar en ladrillos. Es una herencia de la dictadura, 
eso y el alquiler desregulado, por una decisión de Martínez de Hoz, para
 impedir que un trabajador acceda a una vivienda”. En 1980 había un 
millón de viviendas vacías. En 1991: un millón y medio. En 2010 dos 
millones y medio, y en 2022 más de tres millones” sintetiza.

