Encima se nota que el hombre ya está viejo para estas actividades, pues
se lesionó la cadera y tuvo que ser trasladado vía aérea para su
curación. Más gastos que uno puede adivinar a qué caja fue imputada: la
de la corona española. Ésta, igual que la de Isabel II del Reino Unido,
por ejemplo, son modelos de parasitismo, y todo el mundo sabe que son
sostenidas por la población.
Se estima que la corte de Juan Carlos recibe del presupuesto estatal
casi 10 millones de euros para el sostén de su poca agitada vida, al
menos en lo que tiene que ver con representar algún papel positivo en la
vida política. Ya se verá que este monarca, tan elogiado en años
anteriores, no juega a favor de la democracia, la economía, los recursos
naturales, la ecología, etc., ni en la península ni en el resto del
mundo. Y sino, se puede preguntarles a los elefantes africanos…
Lo que sí parece ser muy agitada, pese a su edad, es su actividad
amorosa. Hasta la CNN mencionó que una de sus tantas amantes, presente
en el safari, era la princesa alemana Corinna zu Sayn-Wittgenstein. En
el colmo de las exageraciones, dijeron que Juanito había tenido 1.500
amantes a lo largo de su reinado. ¿Tantas mujeres? Debe ser un chiste de
gallegos.
Ni elefantes ni osos ni nada
El rey español fue apremiado por las críticas del espectro social.
Algunos representantes recomenzaron con antiguas proposiciones de que
abdicara y otros, más democráticos, replantearon que haya una república:
basta de palacio de la Zarzuela, por un lado, y de la Moncloa, por el
otro. Que los Borbones se vuelvan a París, si los reciben, y que doña
Sofía regrese a Grecia, si puede y si la dejan.
En ese momento, cascoteado por su vagancia y tiroteos contra especies
protegidas en África, el monarca pidió perdón a la audiencia. “Lo siento
mucho. Me he equivocado. No volverá a ocurrir” expresó. Sólo los tontos
admitirían esa liviana autocrítica, “pour la galerie” (léase para la
tribuna).
Es que este señor ha cazado osos atontados con alcohol y miel en Rusia,
otros nueve ejemplares en Rumania y así de seguido en otras
expediciones. Pero la culpa no es del chancho rey sino del español medio
que le da de comer. Es que recién ahora, luego del caso de África, han
salido a recoger firmas, dicen que en días obtuvieron 40.000, para pedir
que la ambientalista WWF España (la sección española de World Wildlife
Found) separe al rey. Aún hoy el gilipollas con fusil es el presidente
de honor de esta organización de conservación de la naturaleza.
Después de tantas escapadas para matar elefantes y otros animales, el
que le crea que será la última vez a los tiros suena tan estúpido como
si su esposa Sofía le creyera que será el fin de la colocación de
cuernos.
A propósito, la institución de la monarquía demuestre también en este
aspecto lo fosilizado y cínico que es. Es que si entre Juan Carlos y
Sofía hubiera un matrimonio común y corriente, se habrían podido separar
civilizadamente hace mucho tiempo, sin tantas mentiras ni corsé
monárquico.
Claro que un grave inconveniente, incluso en ese hipotético divorcio
normal, habría sido la forma de distribución del patrimonio. Cuando hay
mucho dinero en juego, todo resulta más complicado. Y en este caso hay
bastante: 1.790 millones de euros, que ubican al monarca como uno de los
cien mayores millonarios de Europa, según la revista Forbes. Euro
Business pone al monarca entre los seis reyes más ricos del viejo
Continente.
Este septuagenario tampoco hizo la plata trabajando, diría Luisito
Barrionuevo. Y su preocupación por dar una imagen familiera y honesta se
da de bruces con el escándalo de su hija, la infanta Cristina y su
esposo Iñaki Urdangarín. Este último está acusado en la causa Nóos, un
instituto sin fines de lucro que habría servido para colectar fondos de
entidades estatales y privadas derivadas a empresas y cuentas bancarias
propias, por varios millones de dólares.
Juan Carlos decidió en diciembre último que Iñaki no aparecería en fotos
oficiales de familia pues su conducta parecía “no ejemplar”. Entonces
él tampoco debería aparecer.
¿Por qué no te vas?
Como los reyes tienen coronita, Iñaki fue procesado pero la infanta
Cristina no. Y por supuesto, hasta que un movimiento social y político
como el que puso a Luis XVI ante la hoja afilada no ponga al Borbón ante
una opción de renuncia y fuga, tampoco éste será citado a la justicia.
Y en estos años bien que hubo motivos para que compareciera. Sin ir más
lejos los escándalos empresarios de Rumasa y Banesto fueron causados por
empresarios como Mario Conde, en el segundo caso, que tenían públicas
relaciones con el monarca, habiendo aportado a su caja.
Se considera probado que en 1977 el Borbón no tuvo empacho en dirigir
una carta al ultrarreaccionario Sha de Irán, Mohamed Reza Pahlevi,
pidiendo una contribución de diez millones de dólares para sostener su
naciente reinado. Y que los recibió, como para seguir empobreciendo a la
población iraní (por algo al año siguiente hubo una revolución
islámica).
También se reprocha a la corona haber recibido cien millones de dólares
de la monarquía kuwaití, durante la agresión norteamericana contra Irak.
Habría sido el precio puesto por la Zarzuela para que los aviones de EE
UU usaran a voluntad los aeropuertos y bases en la península.
Incluso sus iniciativas políticas y diplomáticas, como las Cumbres
Iberoamericanas comenzadas en 1992 en Guadalajara, México, no tuvieron
ni pizca de bondad. Eran la cobertura para la mesa de negocios de Banco
Santander, Telefónica, Repsol, BBV y otros pulpos, que los argentinos
han sufrido en carne y patrimonio propio.
La reciente iniciativa argentina para recuperar el 51 por ciento de
manos de Repsol se fundamentó, entre otras razones, en el giro del
grueso de las utilidades a Madrid por parte de una petrolera que aquí no
invertía más que pequeñas cantidades. Y con los dólares ganados en
Argentina, el titular de la compañía, Antonio Brufau, invertía en
Brasil, Libia, Marruecos, Golfo de México, Colombia, etc.
De ese saqueo era parte el rey de España, el bonachón que acudía a las
citas a hacer vida social y, ahora se sabe mejor, a escaparse de la que
juzgaba como aburrida Sofía. Sin embargo, aún en esas ocasiones, no todo
fueron fotos y palabras amables. La crisis mundial metió la cola en
esas cumbres y en una de ellas, en Santiago de Chile, el rey se desubicó
y gritó, tan reaccionario como es, frente a palabras certeras y
educadas que iba hilvanando Hugo Chávez.
El venezolano estaba criticando al fascista José María Aznar y su
complicidad frente al golpe de Estado en Caracas, en abril de 2002,
cuando el Borbón no aguantó más y le gritó “¿por qué no te callas?”.
Fue en la XVII Cumbre Iberoamericana, el 10 de noviembre de 2007, y
comprobó que, con tal de defender a los fascistas y por elevación al
mismísimo Francisco Franco al que le debe su trono, el rey no trepidaba
en violar las pautas de la diplomacia. Le disparó al presidente
venezolano con odio de clase, y munición gruesa e irrespetuosa, igual
que al elefante de Botswana.
Fuente: http://www.laarena.com.ar/opinion
rey_juan_carlos_caza_elefantes_en_africa_y_pobres_en_espana-74241-111.html