"Es un proceso largo y complejo de adquisición de experiencia tecnológica", explicó.
La
empresa rionegrina Invap diseñó y construyó los ARSAT-1 y 2, pero la
"carga útil" a la que alude Bianchi fue importada de Francia, de la
compañía Thales Alenia Space (TAS), que en el caso del primer satélite
el componente esencial de telecomunicaciones fue enganchado por técnicos
galos y observado por los argentinos.
En tanto, en el ARSAT-2
-que ya está terminado-, la carga útil de origen francés fue ensamblada
en la nave por los técnicos argentinos del Invap y monitoreado por los
fabricantes.
Un satélite de comunicaciones, ubicado a 36.000 km
de la Tierra en posición geoestacionaria, exige un nivel de preparación
superlativo respecto de la experiencia adquirida por la Argentina con
los de observación, como son los de la serie de SAC-A hasta el D.
Para
tener una idea al respecto hay que decir que del lado en donde el
satélite reciba los rayos del sol, la temperatura ascenderá a una
térmica que irá de 150 a 200 grados, mientras que del lado de la sombra,
tendrá grados bajo cero.
Esta diferencia térmica entre una cara y
la otra, cuya distancia es de dos metros, hubo que estudiarla y ponerla
a prueba para no lamentar problemas a futuro, ya que ante un
desperfecto "no hay servicio técnico que llegue a 36.000 km de altura",
ironizó Bianchi.
Para hacer los ensayos ambientales con las
mismas condiciones de servicio en el espacio, se constituyó el Centro de
Ensayos de Alta Tecnología (Ceatsa), una empresa conjunta entre ARSAT e
Invap, ubicada al lado de la constructora en Bariloche.
El
problema que hubo que resolver fue cómo se disipa el tremendo calor
acumulado, dado que en el espacio no funciona un ventilador. Para ello
hubo que diseñar y probar amplificadores que transformen el calor en
corriente.
La ingeniera de Invap, Caumo, señaló que cada pieza o
componente de la serie ARSAT-1 y 2 no se compró en el mercado
internacional, sino que se diseñó y se pidió al fabricante que la
pusiera a prueba antes de ser entregada.
"Las
especificaciones y requerimientos cubrieron hasta los ensayos. Yo tuve
que escribirle al fabricante hasta los ensayos que quería que le
hicieran a la pieza antes de que la enviaran para su ubicación. Tuve que
pedir a qué temperatura debían ser producidas, a qué niveles de
presión, a qué ensayos mecánicos debían ser sometidas", detalló Caumo.
La
jefa del proyecto en Invap describió que "fueron kilos de hojas de
documentos los que se enviaron porque eso es lo que iban a fabricar, ni
más ni menos. Es un trabajo arduo".
La empresa lanzadora elegida
es la francesa Arianespace, propietaria de la base Kourou, en Guyana
Francesa. Según Bianchi, se la eligió por precio, experiencia y por
estar cerca de la línea del ecuador, que en el caso de los satélites
geoestacionarios es lo más conveniente por la ventana de oportunidad que
se abre cuando un cohete salta al espacio.
Arianspace es una
compañía integrada por el Centro Nacional de Estudios Espaciales francés
y todas las empresas espaciales europeas.
ARSAT contrató el
cohete Ariane 5, uno de los más grandes y poderosos para poner al primer
satélite geoestacionario en órbita. La confiabilidad en Arianespace
está fuera de duda, tanto que la estadounidense Directv pactó compartir
el mismo vuelo que el del ARSAT-1.