Argentina -junto a otras naciones emergentes- saldrá nuevamente a
advertir sobre el accionar de los fondos buitre y la necesidad de
acordar medidas que permitan dar certeza a los canjes de deuda soberana,
ante la problemática desatada por el fallo del juez neoyorquino Thomas
Griesa que dispuso el bloqueo de los pagos depositados por el país a
tenedores de títulos reestructurados.
Argentina va a estar
representada por el ministro de Economía, Axel Kicillof, y el canciller
Héctor Timerman, debido a que la presidenta Cristina Fernández de
Kirchner debe permanecer en reposo por cuestiones de salud y no puede
viajar para participar de la cumbre.
Esta va a ser la primera
reunión de jefes de Estados del G-20 en la que no va a participar
Cristina, desde el relanzamiento del foro en el año 2008.
Kicillof
y Timerman tienen previsto arribar a Brisbane en las últimas horas de
la tarde del viernes, la madrugada de ese mismo día en Argentina debido a
que la diferencia horaria es de +13.
El temario oficial del
encuentro habla de la necesidad de acordar acciones específicas en
planes de infraestructura para crear más empleo, reducir las barreras
del comercio -algo que las naciones más desarrolladas pregonan y no son
necesariamente las que más lo cumplen- y promover la competencia a
través de mejoras tecnológicas e innovación científica.
Frente a
semejante agenda económica-financiera -el foro se centra específicamente
en esta materia- en las conversaciones de la cumbre los países miembro
no podrán evadir hablar también de cuestiones geopolíticas como el
conflicto en Ucrania y Medio Oriente, así como la amenaza sanitaria del
Ebola desatada en el continente africano.
Australia -como país
organizador- detenta la presidencia de la Cumbre. Al asumir la
titularidad, la nación oceánica buscó ser la bisagra de los encuentros
anteriores, cuando el principal objetivo pasaba por "gestionar y
contener la crisis" desatada en 2008.
Al reemplazar a Rusia en la
presidencia en septiembre del año pasado, Australia se fijó como meta
la búsqueda de consenso para implementar "reformas estructurales de
mediano y largo plazo", como una forma de superar el temario plagado de
"urgencias" que se dio durante el último lustro.
"Cinco años
después de la crisis financiera mundial, el crecimiento mundial se está
recuperando. Pero las tasas se mantienen por debajo de lo requerido para
que nuestros ciudadanos vuelvan a tener empleos, para garantizar una
mejora sostenida de su nivel de vida y para lograr una economía mundial
más equilibrada", según un documento distribuido por el gobierno
australiano de cara al inminente inicio de la cumbre.
Desde el
relanzamiento del G-20 en 2008, Argentina impulsó la necesidad de
implementar políticas proactivas destinadas a generar empleo como una de
las recetas para superar la crisis, en contraposición con las recetas
ortodoxas que tienen a las medidas de ajuste como su principal eje.
Esa
cuestión quedó saldada durante la Cumbre de San Petersburgo, cuando los
países miembro terminaron de convencerse de la necesidad de incrementar
la inversión de calidad en infraestructura, para generar más empleo.
En
Brisbane, Argentina buscará instalar dentro del documento final el tema
de la necesidad de dar viabilidad a los procesos de reestructuración de
deuda, ante la amenaza que significa para el sistema financiero
internacional el fallo del juez Griesa en el litigio con los fondos
buitre, que pone en peligro los canjes implementados por el país en 2005
y 2010, que contó con un nivel de adhesión superior al 92 por ciento.
La
Cumbre se desarrollará en el Brisbane Convention and Exhibition Centre
(BCEC), en la capital del Estado de Queensland, en el Este de
Australia.