Dolor y orgullo, los sentimientos compartidos por familiares de las víctimas a tres años de la tragedia de Once.

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Con esos sentimientos concurrirán este domingo a los distintos homenajes al cumplirse tres años del grave choque del tren en la estación terminal de la Línea Sarmiento, accidente que dejó 51 muertos. Consultados por Télam, tres de ellos contaron las circunstancias que atravesaban sus seres queridos cuando perdieron la vida y las consecuencias que para la familia tuvo las pérdidas. "Por la muerte de Tatiana, que murió injustamente ese día, mi hija menor -hoy de la misma edad de su hermana al fallecer- tiene prohibido subir a un tren", sostuvo Graciela Bottega, uno de los familiares que más se movilizó para pedir justicia por las víctimas del trágico choque ocurrido el 22 de febrero de 2012.

Tanto su hija Tatiana, como Leonel Frumento de 32 años; y Matías Ferriccio y Natalia Benítez, que eran pareja, terminaron formando parte de las 51 víctimas de la tragedia; todos ellos eran jóvenes y ese día se subieron al tren del Sarmiento rumbo a sus trabajos.

"Nuestra lucha fue impecable, nos lo dijo el Papa cuando nos recibió el Día de la Madre. De eso estoy orgullosa, de nuestra lucha. El proceso que hoy tiene a 29 personas sentadas en el banquillo es fruto de esa lucha", dijo la mamá de Tatiana, la joven diseñadora que se día fue llevada en auto por su papá hasta la estación de Morón desde San Antonio de Padua.

Graciela contó que Tatiana había decidido tomarse el tren a Once, donde compraría material para su nuevo emprendimiento como diseñadora.

La mujer, que junto a Luján Meghinni Rey se puso al hombro la organización del reclamo de justicia por parte de los familiares, estimó que ese día "hubo 51 muertes injustas y que esas personas fueron más héroes que víctimas porque vivieron el maltrato fruto de la falta de inversión en un medio de transporte público que era una bomba de tiempo".

En ese sentido Bottaga afirmó que a los pasajeros no solo los mató el choque sino que "al estar hacinados, el impacto hizo que los asientos que estaban sueltos se desprendieran y aplastara. Los mató la falta de inversión y la corrupción".

Por su parte, Ángel Ferriccio, padre de Matías, de 33 años y suegro de Natalia, de 32 años, dijo a Télam que "más allá del dolor por nuestros familiares sentimos orgullo por haber podido mantener vivo el genuino reclamo de justicia. Nuestra lucha fue impecable porque no dejamos de pedir que paguen los responsables".

Ese 22 de febrero, el hombre -que vive en San Justo- se enteró del accidente cuando salió a la calle y entró en un negocio a comprar accesorios para realizar un trabajo como gasista.

"No quería, no podía aceptar lo que pasaba. Estaba tan enojado que recorrí todos los hospitales, uno por uno, y cuando terminé el recorrido comencé por el primero nuevamente, movido por la ilusión de encontrarlos con vida", dijo a Télam.

Ferriccio también expresó orgullo "por el grupo de familiares que se formó para reclamar justicia por sus seres queridos".

"Incluso todavía siguen acercándose algunos que no se animaron antes y eso es porque logramos mantener genuina la lucha, libre de intereses políticos o gremiales", sostuvo el hombre, que cuestionó también la desidia de la ex concesionaria TBA y las irregularidades administrativas de la empresa que "están saliendo a la luz" en el juicio oral.

Para Diego Diaz Picón, un remisero de Hurlingham, la muerte de su primo Leonel Frumento, 32 años, fue muy triste porque el joven, que trabajaba en una empresa de transporte de caudales, era papá de un bebe de un año y medio.

"Ese día se había retrasado y por ese motivo su papá lo llevó en auto a Morón. Mi primo se encontró con que el tren estacionado en el andén le cerró la puerta en la cara. Se tomó el siguiente que fue el que chocó en Once. Mi tío se culpa por no haber llegado antes a la estación", contó el familiar con pesar.

Díaz Picón expresó su "bronca por lo que pasó" y recordó el momento en que mirando el noticiero no asoció que su primo estaba ahi.

"Todas las horas siguientes experimenté una sensación rara, de sueño. Estaba como sin energía, mi cuerpo no me respondía, era como si hubiera recibido una golpiza", contó el hombre.

La familia de Leonel recibió una ayuda que se tradujo en capacitación y trabajo para la pareja del joven, en las oficinas de Anses de Hurlingham, donde reside.

"Me movilizo para acompañar a los que creemos necesario recordar que no nos olvidamos, tenemos memoria. De tener el micrófono diría lo que siento", completó.

Los actos de mañana se iniciarán a las 8:30 con un homenaje en el andén 1 de la Terminal de Once, más precisamente el Memorial de los Corazones que se instaló en agosto del año pasado.

Allí se descubrirá una cerámica firmada por el Papa Francisco, en un acto breve que incluirá una bendición, con ofrendas florales y diversas expresiones de los familiares.

A las 12.30 se oficiará una misa en la Catedral Metropolitana y a las 19 comenzará el acto central en Plaza de Mayo.