El ataque contra la casa de estudios es el más letal de los cometidos
por Al Shabaab en Kenia desde que este país enviara tropas a la vecina
Somalia, en 2011, para combatir a los islamistas, que están vinculados a
Al Qaeda.
Antes que se conociera el último saldo de víctimas y
en medio de relatos de sobrevivientes de estudiantes asesinados a sangre
fría y "disparos por todas partes", el ministro del Interior keniano
había informado que se desconocía el paradero de más de cientos de
alumnos.
En tanto, un vocero de Al Shabaab había explicado a
la cadena de noticias BBC que los combatientes que tomaron la
universidad dejaron salir a todos los estudiantes musulmanes y sólo
retuvieron a los cristianos, a los cuales prometió una muerte segura.
Después
de esta liberación, las fuerzas de seguridad lograron evacuar tres de
las cuatro residencias universitarias y arrinconar a los agresores en la
restante, en la que siguen atrincherados con los rehenes casi 13 horas
después del comienzo del ataque, por la madrugada.
El diario
local Daily Nation informó que el gobierno keniano acusó a un miembro de
alto rango de Al Shabaab, identificado como Mohamed Kuno, de ser el
ideólogo del ataque y ofreció una recompensa de 20 millones de chelines
(unos 217.000 dólares) por cualquier información que permita su captura.
Según
un informe de seguridad al que el periódico dijo haber tenido acceso,
Kuno es un antiguo profesor de una madraza (escuela coránica) de
Garissa, que utiliza varios sobrenombres y que también fue sindicado
como quien planificó otros dos ataques que dejaron 64 muertos en el
noreste del país a fines del año pasado.
Un estudiante que pudo
escapar contó a la BBC que los atacantes ordenaron a los alumnos tirarse
al suelo, pero que algunos no hicieron caso y escaparon corriendo.
"Fue
horrible, había disparos por todas partes", dijo el estudiante
Augustine Alanga, agregando que le parecía "patético" que la universidad
estuviera protegida sólo por dos guardias privados y dos policías.
Otros testigos citados por distintos medios dijeron haber visto al menos cinco atacantes dentro de la universidad.
Uno
de los portavoces de Al Shababb, el jeque Ali Raage, reivindicó el
ataque y amenazó con extender la lucha a otras ciudades de Kenia
mientras dure la presencia de tropas kenianas en Somalia para
combatirlos.
El jeque Raage dijo en un comunicado leído por la
radio que los milicianos lanzaron una "fuerte" operación militar dentro
de la universidad y que "tomaron a profesores y estudiantes no
musulmanes" para retenerlos como rehenes, informó la agencia de noticias
EFE.
Raage agregó que Al Shabaab explicará los detalles del
ataque cuando éste haya finalizado, pero que el objetivo final de los
milicianos que se encuentran en el recinto es acabar con todos los no
musulmanes que están en su poder.
En un mensaje televisado a la
nación, el presidente keniano, Uhuru Kenyatta, envió sus condolencias a
las familias de las víctimas y ordenó "medidas urgentes" para garantizar
el inicio inmediato del entrenamiento de reclutas policiales.
"Hemos sufrido innecesariamente debido a la falta de personal de seguridad", declaró.
El
ataque a la universidad comenzó a las 5.30 de la madrugada (23.30 del
miércoles hora argentina), cuando los atacantes entraron en el recinto
universitario y empezaron a disparar indiscriminadamente y detonaron
varios artefactos explosivos, según contaron sobrevivientes citados por
medios locales.
Los asaltantes consiguieron acceder a las
residencias del campus tras enfrentarse en un tiroteo con los policías
que custodiaban la entrada a esta zona, relató el inspector general de
la Policía, Joseph Boinnet, en declaraciones en el lugar de los hechos.
Las
ciudades fronterizas como Garissa, situada a unos 200 kilómetros de la
frontera con Somalia, viven bajo la constante amenaza de los yihadistas
somalíes, especialmente desde octubre de 2011, cuando el Ejército
keniano entró en Somalia para combatir a Al Shabaab.
Antes de la
toma de rehenes de hoy, el atentado más sangriento de este grupo
islamista en el país había sido el asalto al centro comercial Westgate,
un lugar frecuentado por extranjeros y la clase alta local, que dejó 67
muertos en 2013.