Esta vez, las señales anuncian otra batalla de proporciones, por lo
menos en términos de discursos, declaraciones, diplomacia y calle, entre
el gobierno de los Estados Unidos y el grupo de Estados
latinoamericanos que pujan por otro modo de relacionarse en esta
geografía hemisférica.
El 5 de abril, el gobierno de Barak Obama
avisó que concentrará en Panamá unos 1.000 funcionarios diplomáticos,
comerciales, asesores gubernamentales y de seguridad, secundados por, o
para secundar -da lo mismo- a las casi 30 ONG pro norteamericanas que
cuestionan a Maduro por los derechos humanos y favorecen el Decreto
Ejecutivo que convierte a Venezuela en una “amenaza” para EEUU.
En
el mismo sentido, ya se pronunciaron contra el gobierno bolivariano
mediante un comunicado internacional, 15 ex presidentes
latinoamericanos, con Uribe y Piñera a la cabeza. Irán a la Cumbre
munidos de su ex representación y mucha prensa amiga, para darle
relevancia pública a las rubicundas esposas del Alcalde golpista de
Caracas, Antonio Ledezma y a Leopoldo López, el joven jefe neofascista
que el 12 de febrero de 2014 organizó, junto a María Corina Machado y el
propio Ledezma, una asonada violenta en Caracas y cuatro ciudades.
Desde
la otra esquina de la Cumbre, Nicolás Maduro llegará con una nutrida
delegación cargando al hombro las 8 millones de firmas recogidas en 14
países del continente desde el 15 de marzo de este año, en una campaña
relámpago que terminará al comenzar la Cumbre de Panamá.
El
eslogan de la campaña será similar al eje argumental del discurso de
Maduro en la Cumbre y la propaganda de las organizaciones que lo
acompañarán desde el exterior del hotel de convenciones: “Obama deroga
el decreto ya”.
La cancillería venezolana llevará a la ciudad de
Panamá dos videos fundamentales. En ambos se muestra la vida cotidiana
de los dos presos políticos más defendidos por la derecha continental,
Leopoldo López y Antonio Ledezma. En nombre de sus “derechos humanos”
supuestamente vulnerados por la “dictadura castro-chavista”, las 30 ONG y
los expresidentes, asistirán a Panamá para consolar a sus dos esposas,
las mismas que visitaron el programa de Mirtha Legrand en Buenos Aires
para decir que sus maridos son torturados.
Las imágenes,
autorizadas por los dos conspiradores presos, los registra disfrutando
de servicios personales y comodidades, que serían la envidia de
cualquier recluso venezolano. En un video se ve a López ejerciendo sus
habituales ejercicios deportivos en un gimnasio ataviado por la
institución, mientras que en el otro video aparece Ledezma cómodamente
rodeado de libros, diarios y documentos, leyendo plácidamente.
Aunque
cerca del 85% de esas firmas fueron recogidas en Venezuela, sirvieron
para anudar en una sola acción regional a unos 110 movimientos sociales,
sindicatos y organizaciones políticas, que permitió develar el peligro
de la amenaza norteamericana y sus graves efectos sobre la estabilidad
del continente.
Esta montaña de firmas tuvo como caballería de
avanzada simbólica los dos millones y medio de tuits enviados desde
Venezuela a la cuenta personal de twiter de Barak Omaba, con sede en la
terminal de la Casa Blanca.
Dentro del territorio venezolano la
acción fue complementa con las “Prácticas militares” realizadas entre
las Fuerzas Armadas Nacionales Bolivarianas, las Milicias Bolivarianas,
las Guardias Rurales, las Reservas Populares y los movimientos sociales
bolivarianos organizados en Consejos, sindicatos y Comunas.
A la
montaña de firmas y la movilización militar en Venezuela, se sumaron las
declaraciones simultáneas de los principales organismos regionales de
aproximación comercial, económica, energética y diplomática del
continente.
En un lapso menor a 20 días, se pronunciaron contra
el Decreto Ejecutivo de Obama, la UNASUR, el ALBA, PetroCaribe, la
CELAC, el G-77+China, compuesto por 130 países. Hasta un amigo convicto y
confeso de Washington como Juan Manuel Santos, presidente de Colombia,
decidió sumar su voz al coro internacional que rechazó las amenazas del
gobierno de Estados Unidos.
El gobierno de Obama decidió
retroceder un paso. Además de moderar sus declaraciones oficiales, envió
a Caracas el martes de esta semana, al Consejero del Departamento de
Estado de EEUU, Thomas Shannon, para procurar algún tipo de acuerdo
previo a la Cumbre que aligere la tensión bilateral.
Esta Cumbre
estará cruzada por líneas tensionales de pronóstico reservado.
Venezuela, Cuba, el diferendo boliviano chileno por el río Siloli, los
fondos buitres y Malvinas, entre otros. Como la de Mar del Plata, solo
se puede saber su comienzo, no su final. No hay duda que será una
pulseada hemisférica entre dos concepciones de geopolítica hemisférica.
Al
revés de la relación con Venezuela, con Cuba predomina la distensión,
animada por las dos mesas de conversación realizadas entre La Habana y
Washington. Pero sólo una ingenuidad histórica recomendaría suponer que
será un arreglo fácil, armónico, sin complejas contradicciones.
Una
pequeña muestra del escabroso camino por recorrer es que luego de
cuatro años de acercamientos secretos y públicos, el Departamento de
Estado no ha retirado aún a la República de Cuba de su lista negra de
“Estados terroristas”.
De todas maneras, todo el mundo sabe que
las dos fotografías más deseadas por los reporteros y la opinión pública
internacional, serán las de Obama con Maduro y la otra con Raúl Castro,
de la misma manera que en la isla de Trinidad, donde fue la V Cumbre en
2009, cazaron la imagen que retrató a Hugo Chávez entregándole un
ejemplar de Las venas abiertas de América latina, de Eduardo Galeano,
“para que aprenda a conocer nuestra realidad y respetarla”, como le dijo
entonces, en un castellano incomprensible para Obama, el ausente
Comandante.
Si la Cumbre Mar del Plata trascendió por las
imágenes de Hugo Chávez y Néstor Kirchner conspirando diplomáticamente
contra G. W. Bush y el ex presidente mexicano Vicente Fox; la de mañana
tendrá relevancia por lo que resulte a favor o en contra de Venezuela,
Cuba y el Decreto Ejecutivo de Obama.