La conclusión del FMI no sólo contradice la postura de Alemania y el
Eurogrup, que sostienen que la deuda externa griega es sostenible por lo
que no están dispuestos a discutir un recorte o una reestructuración,
sino que además ratifica los reclamos presentados por Tsipras en la mesa
de negociación en Bruselas.
"Cuando anunciamos el referéndum, el
FMI anunció que la deuda Grecia necesitaba una quita del 30% y contar
con un período de gracia a largo plazo", sostuvo hoy el primer ministro
griego y líder del partido izquierdista Syriza en una entrevista con la
televisión local, reproducida en Twitter.
Su vocero, Gavriil
Sakelaridis, fue aún más claro y aseguró a la prensa que "el informe del
FMI da completamente la razón al gobierno griego respecto a la no
sostenibilidad de la deuda", según reprodujo la agencia de noticias EFE.
Hasta
el secretario del Tesoro norteamericano, Jack Lew, había pedido la
semana pasada a Alemania y al resto del Eurogrupo que analizaran la
posibilidad de reestructurar la deuda griega, que actualmente supera el
180% del PBI heleno.
Lejos de escuchar estas recomendaciones, los
máximos líderes de la Unión Europea (UE) mantuvieron hoy su posición de
no discutir ni negociar nada hasta que se conozca el referéndum
convocado por Tsipras para decidir sobre los últimos ajustes y reformas
propuestos por las instituciones acreedoras.
También mantuvieron su guerra verbal contra Tsipras y el gobierno griego.
"Nuevas
elecciones serían necesarias si el pueblo griego vota a favor de un
programa de reformas y, por ende, de quedarse en la euro zona; y si
Tsipras, también en consecuencia, renuncia", pronosticó el presidente
del Parlamento Europeo, el alemán Martin Schulz, según publicó el diario
comercial de ese país, Handelsblatt.
Según el funcionario
europeo, ni bien Tsipras renuncie podría asumir "un gobierno tecnócrata,
para que nosotros podamos continuar negociando".
"Si este
gobierno de transición llega a un acuerdo razonable con los acreedores,
entonces el tiempo de Syriza habrá terminado", concluyó Schulz.
Incluso
el mandatario francés, Francois Hollande, el único presidente europeo
que llamó a volver a la mesa de negociación para evitar el referéndum,
advirtió hoy en declaraciones a la prensa durante una gira africana que
"las consecuencias no serán la misma si gana el 'sí' o el 'no'".
Desde
Benin, Hollande adelantó que si gana el 'sí', Atenas y el Eurogrupo
podrá retomar las negociaciones, mientras que si se impone el 'no',
entrarán "en terreno desconocido".
El domingo pasado, tras el
fracaso de las negociaciones con sus acreedores y sin una nueva
inyección de euros por parte de Bruselas, Tsipras se vio obligado a
imponer un corralito bancario y a cerrar los bancos y la Bolsa para
evitar una nueva corrida que provoque un derrumbe del sistema financiero
del país.
Además, el país mediterráneo, que tiene un desempleo
de más del 25% y del más del 50% entre los más jóvenes, entró en mora el
martes pasado con el FMI por no cumplir, por primera vez, con un
vencimiento de la deuda externa.
Mientras Tsipras dejó entrever a
la televisión griega que podría dar un paso al costado si el 'no'
pierde en el referéndum, su ministro de Finanzas, Yanis Varufakis, fue
contundente en su promesa.
"Renunciaré como ministro si los
votantes griegos se muestran de acuerdo con llegar a un acuerdo (con los
acreedores) en el referéndum", sentenció el ministro en una entrevista
con el canal de televisión Bloomberg, tras aclarar que antes de firmar
un nuevo ajuste se "arranca un brazo".
De la misma manera,
Varufakis fue terminante a la hora de afirmar que el gobierno griego no
busca abandonar el euro, como sostienen muchos líderes europeos.
"Desesperadamente
queremos quedarnos dentro de la eurozona, aun si somos críticos del
marco institucional de la eurozona", sostuvo el ministro.
Por su
parte, Tsipras volvió a explicar que no buscan romper las negociaciones
con el referéndum, sino "obtener mejor condiciones y poner fin al ciclo
vicioso de la crisis".
Pese a la creciente tensión y el
crecimiento del 'sí' en las últimas encuestas, Tsipras se mantuvo
optimista y afirmó que el martes próximo, después de la consulta
popular, llegarán a un acuerdo con sus acreedores.
"Este acuerdo
puede ser el mal acuerdo que nos propusieron o uno mejor. Cuanto más
fuerte sea el 'no' mejor será el acuerdo", explicó el premier.
Se
espera que mañana las calles del centro de Atenas vuelvan a inundarse
de simpatizantes del 'sí' y del 'no' en una nueva muestra de la
polarización extrema que se vive en el país.
Dos masivas
manifestaciones cerrarán la breve campaña electoral, al mismo tiempo que
la Corte Constitucional fallará sobre la legalidad del referéndum y
dará la última luz verde para la consulta que, con un resultado
incierto, mantiene en vilo a Grecia y a toda la UE.