Precisamente, Cristina publicó una foto del primer ministro griego a la
Casa Néstor Kirchner, en la que se lo ve posando con una remera que
lleva la leyenda "Las Malvinas son Argentinas".
El mensaje de las
urnas está dirigido directamente a la Troika -el tridente conformado
por el Banco Central Europeo (BCE), la Comisión Europea (CE) y el Fondo
Monetario Internacional (FMI), cuyas políticas mantienen ahogada a
Grecia desde hace cinco años.
Grecia ha demostrado que "cuando un
pueblo tiene fe y conciencia colectiva puede resistir", aseguró
Tsipras, en un mensaje televisado tras la victoria del "no" en el
referéndum. Este triunfo significa, de hecho, un sólido apoyo al
gobierno heleno que asumió en enero, y que ahora regresa a la mesa de
negociación fortalecido por una contundente mayoría.
Cristina,
además, aprovechó la oportunidad y la sustanativa similitud entre la
realidad griega y la situación argentina en 2001 para recordar que "Los
argentinos sabemos de que se trata. Esperamos que Europa y sus líderes
comprendan el mensaje de las urnas. No se le puede exigir a nadie que
firme su propia acta de defunción. Aún resuenan las palabras del
Presidente Kirchner en la Asamblea General de ONU del año 2003: ´Los
muertos no pagan sus deudas´".
Finalmente, la
mandataria hizo referencia a que un amigo le mandó un programa en que la
Compañía Habima, del Teatro Nacional de Israel, invitaba a una función
de "El mercader de Venecia", de William Shakespeare. El comentario
viene a cuento de un comunicado que se conoció esta semana en que la
DAIA manifestaba su preocupación por la mención que la presidenta había
hecho de esta obra del teatro clásico, por los contenidos antisemitas
que ella contenía. "Algunos se merecen la cabeza de burro. Como hizo
Shakespeare en Sueño de una Noche de Verano." cerró la Jefa de Estado,
con ironía.