Sin embargo, el millonario comenzó a remontar y pasó al frente, al punto
de ganar en varios de los llamados "swing states", o aquellos
considerados claves para inclinar el comicio hacia uno u otro.
Hillary
llegaba a los 218 delegados en el colegio electoral, contra 278 de
Trump, Se precisan 270 para asegurar la victoria y todavía puede sumar
los electores de Arizona, Alaska y Wisconsin. Según informó la cadena
CNN, Clinton llamó al republicano para felicitarlo por la victoria.
Clinton
se impuso en un clásico estado demócrata, como Nueva York, de donde
ambos son oriundos. Además, se impuso en California Nevada, Nuevo
México, Hawai, Illinios, Colorado, Virginia y New Jersey. Trump, por su
parte, se impuso en Florida, Ohio, Idaho, Alabama, Texas, Kansas,
Oklahoma, Carolina del Sur, Kentucky y Tennessee, entre otros.
Trump
se impuso en los estados considerados los verdaderos "campos de
batalla" de la pelea electoral, como los mencionados Florida y Ohio,
además de Carolina del Norte y Pennsylvania.
El multimillonario
obtuvo el fuerte respaldo de la clase trabajadora de raza blanca,
castigada durante los últimos años por los efectos de la globalización.
Este sector perdió muchos de sus empleos por la relocalización de las
empresas en otros países con salarios más bajos, como Méximo y China. La
retórica nacionalista y proteccionista caló hondo en este sector y el
rechazo de las mujeres y parte de la comunidad latina no fue suficiente.
Clinton,
por su parte, no pudo hacer pie en dos sectores sociales en los que su
rival de la interna, Bernie Sanders, era muy fuerte: los millenials y el
interior rural, que también mostró su respaldo al ahora presidente
republicano.
Como el sistema de votación en los EE.UU. es de
manera indirecta, la sociedad estadounidense elige a quienes los van a
representar en el Colegio Electoral, el que finalmente señalará al
próximo presidente. El número mágico para llegar al Salón Oval es 270.
Trump asumirá el próximo 20 de enero, luego de ocho años de gestión de
Barack Obama.