Advierten que la recesión profundizará la destrucción del empleo y la caída del salario
La caída del nivel de actividad está impactando negativamente en el nivel de empleo y eso se refleja en la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL) de agosto que lleva a cabo la secretaría de Trabajo, que no sólo continúa mostrando una magra tasa de entrada que se encuentra desde junio en niveles mínimos, sino que también arrojó un incremento de la tasa de salida (relaciones laborales que cesan). En ese marco, un informe de Ecolatina advirtió que la recesión profundizará la destrucción de empleo y la caída del salario real en 2018.
"Durante el primer trimestre de 2018, el mercado de trabajo mostró un
buen desempeño: el salario real creció 1% interanual (i.a.) y el empleo
se expandió más de 3,5% i.a. Sin embargo, producto de los sucesivos
saltos del dólar que aceleraron la inflación dicha dinámica se frenó",
señaló Ecolatina en el informe. Y agregó que si bien la creación de
empleo continuó en terreno positivo (+2% i.a.) durante el segundo
trimestre del año, el salario real registró un descenso de 2,6% i.a.
En
ese sentido, remarcó que la caída del salario real formal superaría en
promedio el 6% interanual en 2018 y que el retroceso sería liderado por
los empleados registrados del sector público (-8% i.a. en promedio
anual), seguido por los trabajadores registrados privados (-5% i.a. en
la comparación con la media de 2017).
"Como las suspensiones y
la reducción de turnos u horas extras, también reducen el dinero en el
bolsillo de los trabajadores, es lógico pensar que los trabajadores
comiencen a buscar otro empleo. Esto elevará la tasa de subocupación
(personas que están empleadas pero buscan trabajar más tiempo),
especialmente en los sectores más postergados que precisan con urgencia
obtener más ingresos para recomponer la caída del poder adquisitivo",
detalló.
Según Ecolatina, si el estancamiento en la tasa de
entrada al mercado laboral continúa por varios meses (lo que es posible
ante la ausencia de perspectivas de crecimiento en el corto plazo), la
demanda de empleo (subocupados y desocupados) crecerá.
Añadió en
ese sentido que considerando que la destrucción de empleo se
profundizará en lo que resta del año, el poder de negociación de los
trabajadores (aumentan los desocupados y el temor a perder el empleo) se
verá afectado y con ello, la capacidad de revertir el deterioro del
salario real.
Pese a que la creación neta de puestos de trabajo
fue positiva en el segundo trimestre, la pérdida de poder adquisitivo de
los ingresos laborales llevó a una mayor participación en el mercado
laboral, indicó el informe privado. De hecho, la Población
Económicamente Activa (PEA) -personas que trabajan o buscan hacerlo-
"creció 3,2% i.a. superando el dinamismo del empleo, lo que se tradujo
en un incremento de la desocupación que saltó de 8,7% en el segundo
trimestre del año pasado a 9,6% en igual período de 2018".
Vale
destacar, que la crisis golpeará más fuertemente al sector no
registrado. Estos trabajadores cuentan con menor poder de negociación
(no están sindicalizados) a la hora de tratar de recomponer su salario, y
la inexistencia de un marco regulatorio -por caso, no hay
indemnización-, eleva las posibilidades de que pierdan su empleo.
Por
último, alertó sobre caída del poder adquisitivo, que alentará el
ingreso de nuevos trabajadores al mercado laboral. "Dado que esperamos
destrucción neta de puestos de trabajo no habrá forma de absorber a los
nuevos ingresados, aumentando fuerte el desempleo", afirmó.
En
tanto, indicó que la tasa de desocupación volvería a los dos dígitos en
el segundo semestre (alcanzaría 10,7% y 10,5% en el tercer y cuarto
trimestre de 2018, lo que implica un alza de 2,4 p.p. y 3,3 p.p.
respecto a igual período de 2017).
"Como resultado, no solo se
registrará un deterioro de los indicadores laborales, sino también de
las variables sociales. Por caso, la pobreza aumentará tanto frente al
primer semestre de 2018 (27,3%) como al segundo semestre de 2017
(25,7%), rozando la zona del 30%", sostuvo.
Y concluyó al afirmar
que el deterioro del mercado de trabajo también afectará el consumo
interno, cuyo principal motor son los salarios reales, el empleo y el
acceso al crédito.