Advierten que en 2019 será necesario profundizar el ajuste para despejar las dudas de default LPO
Distintos economistas estimaron que el plan de Dujovne y el FMI deja al menos 3 puntos del PBI de ajuste pendientes para el mandato siguiente.
Advierten que en 2019 será necesario profundizar el ajuste para despejar las dudas de default
Por Marcia Dell´Oca Distintos economistas estimaron que el plan de Dujovne y el FMI deja al menos 3 puntos del PBI de ajuste pendientes para el mandato siguiente.
El peso de la deuda pública será el condicionante ineludible de la
gestión económica de quien asuma el 10 de diciembre de 2019. Así lo
señalan varios economistas que dudan que estén dadas las condiciones
necesarias para afrontar los vencimientos de deuda sin ir a una
reestructuración antes de 2023.
Para la consultora Economía y
Regiones (E&R), el ajuste de 2 puntos porcentuales del PBI que el
ministro Dujovne propone para el año próximo es insuficiente para
evacuar dudas sobre la solvencia del país y que caiga el riesgo país a
niveles compatibles con la reapertura de los mercados internacionales de
deuda voluntaria. De acuerdo a sus estimaciones se necesita que en 2020
se haga un ajuste de 5 puntos del PBI.
Esta proyección tiene una
enorme implicancia política, porque aleja el escenario de recuperación
rápida o en V al que apuesta el Gobierno para que la reelección de Macri
sea un proyecto posible.
Los mercados estiman una recesión corta
El
riesgo país cayó este lunes a los 604 puntos básicos, tras una fuerte
reducción desde los 652 puntos desde fin de octubre. Sin embargo,
Argentina sigue más que duplicando los 248 puntos de Brasil, los 205 de
México o los 180 de Uruguay, lo que muestra el diferencial de
desconfianza que las finanzas del país generan respecto de otros de la
región.
"El actual Gobierno dejará al país con la mayor presión
tributaria de toda su Historia, comprometiendo negativamente como nunca
la capacidad de hacer negocios, crecer y consecuentemente pagar la
deuda", subrayó el informe semanal de E&R que estima que 2018
cerrará con una caída del 3% de la actividad y que en 2019 la economía
seguirá contrayéndose un 1,5%.
No muy distinto fue el diagnóstico del
economista del CEMA y ex ministro Roque Fernández, para quien es
necesario generar un superávit de 4 puntos del PBI para 2021 para que la
deuda pública se pruebe sostenible. En una entrevista con El Cronista,
el también ex presidente del Banco Central recordó que la crisis
cambiaria dejó la deuda arriba del 70% del PBI y, por esto, consideró
que la deuda es percibida como "sostenible, pero no con una alta
probabilidad" en los términos del mismo Fondo Monetario Internacional.
En
este punto, el diagnóstico del ex ministro Fernández coincide con el de
E&R respecto de que si no se profundiza el ajuste, con la
asistencia del FMI, solo se está pateando el default o la
reestructuración de la deuda para más adelante: "Solamente con un
superávit primario de 3% del PIB a lo largo de todo el período
2020-2023, se evitaría el default, ya que las necesidades financieras
del próximo Gobierno caerían a US$11.592 millones", se lee en el
informe.
Para Diego Giacomini, economista y director de E&R, el
sobreendeudamiento deja a la economía con una presión impositiva
incompatible con el arribo de inversiones y el crecimiento del PBI per
cápita, razón que prolonga en el tiempo la incapacidad de generación
genuina de recursos con los que pagar el dinero que se pidió prestado.
En efecto, está estimado que por cada punto de caída de la actividad, el
Tesoro deja de recaudar unos $50.000 millones al año.
En este punto,
vale la pena hacer dos consideraciones sobre el corto plazo. La primera
es que -como destacó la economista Marina Dal Poggetto desde la
consultora EcoGo- la recaudación necesaria para afrontar los
vencimientos de deuda viene creciendo pese a la recesión sobre dos
motores artificiosos: la liquidación de stocks típica del comienzo de un
ciclo recesivo hace que las empresas sigan pagando IVA por encima de lo
que su producción exige, por lo que las firmas acumulan saldos
impositivos a su favor; esto no es sostenible en el tiempo y, conforme
la recesión se extienda, este fenómeno transitorio que permite que el
IVA crezca por encima de la inflación se va a extinguir.
El ministro de la Producción, Dante Sica, con la conducción de la UIA.
En
segunda instancia, los impuestos de $3 y $4 por dólar sobre las
exportaciones aumentan la caja de corto plazo del Tesoro, pero
deterioran la competitividad para generar dólares genuinos con los que
pagar la deuda en moneda extranjera (que ronda el 60% del PBI
actualmente). Si con el dólar rondando los $41, el pasado 28 de
septiembre la economía encontraba su tipo de cambio real multilateral
(TCRM) más competitivo (142,2) de acuerdo a los datos del Banco Central,
vía inflación ya se perdió el 16% de esa competitividad cambiaria -o,
si se lo compara con agosto, cuando el tipo de cambio recuperaba su
nivel teórico de equilibrio, la pérdida se reduce al 11%- con el
impuesto a las exportaciones se come para los exportadores otro 10%
adicional; a la vez que enfrentan una carga tributaria muy superior a la
de sus competidores.
En pocas palabras, la misma estrategia de
recaudación de corto plazo dificulta el equilibrio del déficit de cuenta
corriente, desequilibrio que el mercado corrigió por la fuerza con las
tres corridas cambiarias de 2018. Y la tentación de apuntalar la pérdida
de competitividad para mejorar la capacidad adquisitiva de los salarios
sin convalidar aumentos nominales de magnitud está a la orden del día
en un año electoral, incluso si el presidente del Banco Central trabaja
con bandas de flotación que prevengan el excesivo atraso.
"Teniendo
en cuenta la acumulación de vencimientos en 2022-23, que rondan los U$S
30 MM en cada uno de esos años, y la imposibilidad de financiar esos
montos ?por mercado', la Argentina deberá renegociar el acuerdo con el
FMI", advirtió el informe de la consultora Analytica este lunes.
Típicamente esto implica condicionamientos adicionales para la política
económica, todos de naturaleza recesiva.
"La estabilización del
sendero macro condiciona la dinámica del tipo de cambio. Si se quieren
evitar nuevas crisis del balance de pagos, se debe sostener el tipo de
cambio real alto. Todos estos factores redundan en un producto en
dólares que difícilmente crezca lo suficiente de manera de ?licuar' la
dinámica de la deuda en dólares. Este sería el escenario de ?obediencia
debida' para con el FMI", agregó el reporte que estima que la deuda siga
creciendo en la comparación al PBI hasta el 74% en 2019 si se sigue "el
escenario implícito en el Presupuesto, el ajuste excluyendo intereses
sería de 5 puntos del producto en 6 años".
"Estamos a las puertas de
un acelerado proceso de consolidación de las cuentas públicas antes de
intereses, lo que genera una recesión en ciernes, al menos en 2019. Para
los años próximos el Gobierno de turno enfrenta una disyuntiva: una
mejora del producto en dólares en el corto plazo asociada a un
comportamiento ?díscolo' respecto a los cánones del FMI, implica una
mayor contracción de la actividad en el futuro debido al endurecimiento
de las condiciones que impondría el organismo para renovar los
vencimientos asociados al Stand-by", destacó el informe Rodrigo Álvarez,
economista y CEO de Analytica.