Página/12 recorrió las calles de la ciudad para conocer la situación de
estas personas y conversar con algunos de los referentes de las
organizaciones.
Tercer viernes de agosto en la ciudad más rica del
país. Pasado el mediodía, tras dos noches de frío polar en Buenos Aires,
las voluntarias del programa Sopa de Letras, con delantales de
enfermería, guantes, barbijos y máscaras, preparan viandas de arroz y
verduras cocidas que, en dos recorridos en auto, alcanzarán a más de
trescientas personas que viven en las calles de ocho comunas de la
ciudad. En las diversas paradas, las voluntarias reparten la vianda y
conversan con las personas. Aunque conocen a la mayoría porque realizan
seguimiento de sus situaciones, Bárbara Alegre, coordinadora del
programa, asegura a este diario que “desde marzo siempre encontramos
caras nuevas".