Fue vicepresidente de Barack Obama y senador por más de 30 años. Se
espera una participación récord de unas 150 millones de personas que
supere la marca reciente de 2008, cuando votó el 61,6 por ciento de la
población habilitada para sufragar. La ampliación del voto anticipado en
algunos estados y las campañas de motivación de parte de los dos
candidatos parecen haber hecho efecto.
Sin embargo, el final de la
campaña podría no ser el final del proceso electoral. En los últimos
actos en los estados clave, Trump avisó que está listo para iniciar las
presentaciones judiciales. “Vamos a ir a la noche, apenas la elección
termine, vamos a ir con nuestros abogados”, dijo el mandatario. La vía
legal es algo que ya tiene en mente el Partido Republicano, un mecanismo
que va de la mano con otras iniciativas recientes como el pedido a la
Corte Suprema de Pensilvania para que limite la fecha hasta la que se
pueden contar las boletas o a la de Texas para desechar votos ya
emitidos. También el Partido Demócrata está listo para dar pelea en las
cortes.
En esta incertidumbre amaneció este lunes Washington, la
ciudad que se prepara para nuevos disturbios y enfrentamientos gane el
partido que gane. Durante sábado y domingo y también durante el primer
día de la semana, los comerciantes tapiaron las vidrieras de sus
negocios en el centro y en las zonas cercanas a la Casa Blanca. También
tomaron esa decisión algunos edificios residenciales.
Un funcionario
de la Casa Blanca contó a la cadena NBC que está preparado un fuerte
operativo de seguridad que incluye ampliar el perímetro de las vallas
que actualmente cercan la sede del Ejecutivo. También habrá en la ciudad
250 miembros de la Guardia Nacional ante la posibilidad de que los
disturbios se agraven.
En el caso del Distrito de Columbia, no se
trata solo de que sea el lugar en el que están la Casa Blanca y el
Capitolio, lo que la convierte en un epicentro frecuente de marchas y
protestas. Este año, el presidente decidió quedarse a esperar los
resultados en esta ciudad, de la misma forma que condujo la Convención
Nacional Republicana desde la Casa Blanca. Por eso, la presencia de
Trump en una ciudad con un sesgo fuertemente demócrata y que fue
escenario de represión policial hace tan solo unos meses enciende las
alarmas para las autoridades locales.