El gravamen se cobrará sobre el total de los consumos, realizados tanto en pesos como en dólares. Incluye a todas las tarjetas de crédito y se aplicará a partir de los consumos de enero, con lo cual va a figurar en los resúmenes que vencerán entre fines de enero y febrero. Si el cliente de la tarjeta no reside en Capital Federal pero tiene declarado un domicilio porteño para uso del plástico, deberá abonar el impuesto a los sellos. Frente a la suba de la carga impositiva, el presidente de la CAME, Gerardo Díaz Beltrán, sostuvo su “enfático rechazo” y consideró que “es insólito, porque quieren estimular la economía agobiando al que la pone en marcha. En lugar de generar más incentivos para movilizar las ventas y la actividad productiva, le pegan al cliente”. En tanto, el vicepresidente de Apyme, Julián Moreno, manifestó que “los impuestos deberían gravar otras cuestiones, como los grandes patrimonios o las transacciones financieras especulativas. Es lamentable que en un país donde el consumo representa las dos terceras partes del producto, la Ciudad se da el lujo de gravar con un impuesto al motor de la recuperación pospandemia”.