"La temporada está en funcionamiento, pero se ha visto un crecimiento
muy acelerado de los casos de contagios", dijo el gobernador de la
provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, después de reunirse con
algunos intendentes de la provincia de Buenos Aires por la preocupación
que generó el aumento de los casos de covid-19 este verano. Lo que todo
el mundo estaba esperando era saber qué medidas había decidido tomar el
mandatario respecto de la crecida. La respuesta-advertencia (dijo que no
le gusta la palabra amenaza) fue clara: esta semana, la apelación es a
la responsabilidad social: que vuelva el distanciamiento social, el uso
de barbijos, el lavado de manos, las reuniones en espacios abiertos y el
distanciamiento. Si eso no funcionara --el plazo que le da el
gobernador a la población es de una semana-- Kicillof ya dijo, aunque
sea antipático, que "en los primeros días de la semana que viene" se van
a ver obligados a tomar medidas más fuertes. "Estamos en 3.000 casos
diarios y el crecimiento es preocupante. Los atribuimos a la circulación
de gente y el contacto entre ella. Si queremos cambiar la situación
tenemos que reducir la circulación hasta tanto la vacuna haya inmunizado
a un porcentaje mayor de la población", dijo Kicillof.
Y reconoció
que no hay un plan maestro que esté siendo ocultado. "El que les diga
cómo sigue esto, miente", admitió. Y agregó que "Lo que hemos resuelto
es poner más énfasis en el llamado al cumplimiento de todas las medidas
de cuidado porque es la única forma de evitar los contagios de momento.
Reducir los contactos. Y nuestro objetivo central es sostener la
producción siempre y cuando no se ponga en riesgo la salud".
Respecto
de la Sputnik V, dijo que la provincia tiene 123 mil dosis asignadas.
Agregó que están aplicando esas dosis al personal de la salud de las
áreas expuestas y aseguró que "ni bien tengamos autorización de la Anmat
vacunaremos a los mayores de 60 años".