Eligió presidente a un abogado defensor de empresas (laboralista),
dócil y diletante que no paga quincenas, no huele a metales, grasa, ni
pintura y, nunca lució un overol. El círculo rojo normalizó el perfil
que tienen los gerentes de sus propias corporaciones. Hasta logró tener
un presidente de la Nación que recibió órdenes y las ejecutó sin
objeciones por cuatro años. El sistema sigue teniendo aun, simples
administradores para la mayordomía en las organizaciones empresariales.
Existe
otra clase de recaderos, una enorme cantidad de economistas que se ha
resignado a la imposibilidad de separar la política de la economía.
Luego de haber insultado e imputado todos los males del país a la
política, se han convertido en políticos. Definitivamente fracasaron
otra vez y se tienen que poner a estudiar Ciencia Política, porque decir
“zurdos de mierda” o “somos mejores estéticamente” los puede conducir
al INADI. No existen dudas que no se ha dicho conscientemente o desde el
conocimiento, pero no por ello es menos grave el fanatismo
estigmatizante. Es inclusive muy peligroso para la democracia descuidar
el eventual surgimiento de una incongruente autocracia libertaria.