Allí confesaron que eran policías y que venían a hacer un operativo. "No sé si hicieron algún allanamiento. Lo que estoy segura, es que no vinieron de paseo", planteó, en aquel entonces, Cristina Kirchner. Son horas decisivas para el inspector general de la Policia de la Ciudad Gabriel Isassi. Casi a la medianoche del jueves, el ministro de Seguridad porteño, Marcelo D'Alessandro, le pidió al juez Alejandro Cerrilluello que avance en su detención (junto a la de los oficiales José Nievas y Fabian López) tras la muerte de Lucas González, el adolescente de 17 años que fue asesinado de un balazo en la cabeza cuando volvió de jugar al fútbol en el Club Barracas Central. Tanto Isassi como Nievas y López habían intentado culpabilizar a los futbolistas e instalaron la versión de que la balacera contra los jóvenes que ellos efectuaron se debió, en realidad, a "un enfrentamiento con delincuentes". Sin embargo, la versión policial quedó descartada ante las evidencias recolectadas en las que quedó demostrado cómo los efectivos porteños interceptaron a los jóvenes, les dispararon y luego detuvieron a dos amigos de Lucas, menores de edad, durante 24 horas sin ninguna acusación en su contra.