La decisión fue confirmada en un momento en que el país lleva varios
días lidiando con su peor repunte de casos desde la primera ola de
contagios, en 2020: en las últimas 24 horas se registraron 2.432 nuevos
contagios, una cifra muy baja en comparación con otros países pero muy
alta para la experiencia del gigante asiático. Por el incremento de
contagios, se decretaron confinamientos en varias zonas del país, con
mayores controles en la provincia de Jilin (noreste), donde se detectó
gran parte de los casos, y en la ciudad de Shenzhen (sur), donde viven
17,5 millones de habitantes.
Desde el comienzo de la pandemia, las
autoridades chinas adoptaron una estrategia de "cero covid" que implica
maximizar las restricciones ante la aparición de nuevos casos para
cortar cualquier foco de transmisión.
En estos dos años y medio, las
restricciones y confinamientos han resultado exitosos en el país para
controlar los brotes. Sin embargo, en las últimas semanas expertos
chinos pusieron en entredicho la viabilidad de la estrategia
gubernamental contra la pandemia.