Desde que gobierna Alberto Fernández se tomaron múltiples medidas de estímulo a la producción rural, como la quita de retenciones a numerosas economías regionales, el lanzamiento del plan ganadero, con créditos subsidiados por 100 mil millones de pesos, asistencia creciente por emergencias climáticas, aportes especiales para la actividad caprina y ovina, derechos de exportación diferenciados para sectores que aportan valor agregado y un abanico de programas específicos para producciones de distintas provincias. También aguarda tratamiento en el Congreso un proyecto de ley del Poder Ejecutivo para la agroindustria, pactado con el Consejo Agroindustrial, el mismo que ahora se opone al cobro de un impuesto por las rentas extraordinarias. Los piquetes de la abundancia contrastan especialmente con la realidad de las mayorías populares, sacudidas por la estampida inflacionaria, el atraso de los salarios y la incertidumbre por la evolución de sus ingresos, con mucha menos espalda para aguantar que sectores empresarios del campo que disfrutan de ganancias record.