Fueron las organizaciones del campo PRO, como se las conoce en el
sector, las que le dieron el empujón fundamental al evento en los
últimos diez días. De esas usinas -integradas por ex funcionarios y
financistas de campaña de los cuadros del macrismo-salieron los
panfletos, las movidas en redes sociales, el ordenamiento de la
logística, los discursos armados para reproducir, los videos
prolijamente editados y, sobre todo, el comunicado incendiario que
sorprendió con una frase pocas veces vista: "queremos nuestro país de
vuelta. Nos lo van a devolver, por las buenas o por las malas", cerró el
texto titulado "Queremos nuestro país de vuelta", que se redactó no sin
polémica en las usinas comunicacionales de Campo más Ciudad.
Esa
agrupación, que tiene como cara visible al ex ministro de Agricultura de
Macri, Luis Miguel Etchevehere y todo su ex gabinete en la cartera, fue
la que propulsó y contaminó un tractorazo que nació a principios de año
como una idea de productores autoconvocados, pero que luego viró
rápido, vía el aparato PRO, a una marcha anti gobierno. Paradójicamente,
en paralelo a ese comunicado virulento, pagó la impresión de 10 mil
Constituciones Nacionales para repartir en la Plaza, como una manera de
escenificar un pedido al Estado de que "cumpla las reglas".
El 8 de
enero de este año, en Armstrong, provincia de Santa Fe, se juntaron
productores autoconvocados en una queja contra el Gobierno con consignas
igual de difusas que las actuales. Esos grupos, que hace poco se
formalizaron con la personería de la Asociación Argentina de Productores
(AAPA), fueron presionando por derecha a la Mesa de Enlace para sumarla
al conflicto. Tanto que la vaciaron de representación: a fines de
marzo, las cuatro entidades (CRA, Sociedad Rural, Federación Agraria y
Coninagro) hicieron una asamblea en la localidad de Alcorta, en Santa
Fe, para responder a los autoconvocados, pero falló el músculo y se
reunieron solo 300 productores.