En el gabinete económico entienden que como consecuencia del aumento de
los productos primarios se está viendo en el mundo “un shock
distributivo negativo que también afecta a Argentina”. Pero al mismo
tiempo, aunque nadie lo exprese abiertamente, entienden que la situación
que atraviesa Europa del Este puede representar una oportunidad en
términos comerciales. La apertura de los mercados de España y Portugal
para el trigo que consignó este medio a fines de marzo, son solo un
ejemplo del sendero que se podría trazar.
Ayer, los países del G7:
Francia, Alemania, Canadá, Italia, Japón, Gran Bretaña y Estados Unidos,
se comprometieron a “prohibir o eliminar gradualmente las importaciones
de petróleo ruso". La Unión Europea, anunció la semana pasada una
propuesta similar para el nuevo paquete de sanciones. Lo que abre
también la puerta a otros proveedores de hidrocarburos.
Con este
nuevo escenario, Alberto Fernández inicia este lunes su gira europea que
tendrá escalas en España y Alemania donde dialogará con los mandatarios
Pedro Sánchez y Olaf Scholz. Resta confirmar la agenda del reelecto
presidente Emmanuel Macron para determinar si también habrá un paso por
Francia. Según detallaron desde la Cancillería, el foco del viaje será
instalar a Argentina como proveedor de alimentos y energía.
“Frente a
un mundo que se está reconfigurando se presenta una oportunidad para
los próximos años. Con el gasoducto Néstor Kirchner en marcha y Vaca
Muerta funcionando en plenitud, Argentina puede conseguir el
autoabastecimiento energético e incrementar las exportaciones”, dijo una
fuente oficial a Ámbito. Aunque para que esto suceda está claro que se
necesitarán nuevas inversiones. Por eso, en el Palacio de Hacienda
definen un decreto que flexibiliza el cepo para el sector.