LOS VERDUGOS MEDIATICOS
Dueños de la vida y la muerte, los medios acumularon poder marcando los
pasos de la dictadura presentando como enfrentamientos verdaderos
fusilamientos. Si hubiesen existido esos medios en la época de Lavalle y
Dorrego seguramente publicarían que su fusilamiento permitió “recuperar
el orden” desvastado por la dictadura popular de la chusma. Escondieron
los desaparecidos, ignoraron los reclamos de familiares, se
beneficiaron con maniobras empresariales a través de encarcelamientos y
torturas, de grupos empresariales en especial de religión judía.
Siguieron en democracia intentando ser los ejes de la política económica
de cada turno democrático, constituyéndose en un verdadero poder detrás
del poder. Lo hicieron cuando el despliegue tecnológico no era el de
hoy, vislumbrando los dueños de medios,el desarrollo a futuro del poder
comunicacional. Fueron instalando un discurso único, indiscutible,
repetido por millones ante la única fuente informativa, asomándose asi a
los abismos que vivimos, sin información que preanunciara las
catástrofes por venir desde la convertibilidad al corralón, saludando
alegremente el endeudamiento, las misiones del FMI que recomendaban
ajustes y privilegiando aquellos economistas ortodoxos, que avalaban sus
propuestas de descargar las crisis sobre los sectores mas humildes de
la población y los trabajadores, mientras licuaban deudas empresariales.
Esos mismos medios fueron en la primer etapa del actual proceso
democrático, privilegiados en las prolongación de sus concesiones, hasta
que sus intereses chocaron con la necesaria democratización informativa
o con sus intereses agropecuarios, o con el mercado de capitales en la
recuperación de las AFJP al sistema previsional, que afectaba sus
posibilidades de créditos a costa de los aportes jubilatorios. Sin
embargo faltaba mas, como cuando se eliminó la posibilidad de la
publicidad de oferta sexual que impedía un gran negocio al límite mismo
de la legalidad, iniciando entonces la contraofensiva salvaje desde el
amarillismo.
No hay que ser un erudito para darse cuenta de la demonización de todo
aquello que expresa políticas que impliquen ampliación de derechos,
recuperación de memoria , verdad y justicia, cultura popular cayendo
bajo la guillotina mediática, desde organismos de derechos humanos hasta
prominentes hombres y mujeres, compatriotas de desarrollo humano y
profesional que deberían ser verdaderos orgullos nacionales y hasta
embajadores de nuestro talento, arrojados a una picadora infame en
función de intereses subalternos, en una lapidación frívola y
superficial, que a fuerza de repetir las tapas de los matutinos en los
medios electrónicos. Así instalan cuando lo deciden, la inseguridad
cuando la misma información es infinitamente repetida, o cuando la
noticia es elaborada y sesgada por esos mismos medios, buscando nichos
que demandan sin dudas mayor justicia social, pero convirtiéndolos en un
universo “del todo mal”.
Los argentinos nos hemos acostumbrado a destratarnos, a hacernos pensar
en esta colonización cultural que todo es mejor fuera del país, que los
argentinos “somos vagos y mal entretenidos” al decir por la mirada
europea del siglo XlX, que repetimos como latiguillo, en una auto
flagelación propia estimulada por la cultura neoliberal que llevó a
comprar todo hecho, a cerrar industrias, eliminar empleos, endeudarnos
sin límites, todo producto de nuestra supuesta incapacidad de generar
riquezas, conocimiento y productos, con gobernantes que prefirieron
seguir los dictados externos, de los organismos internacionales , antes
que priorizar las necesidades del pueblo. Los peronistas tenemos una
razón de existir y es nuestro compromiso con los argentinos mas
humildes, desprotegidos y desamparados. Aún queda mucho por trecho por
andar y muchas necesidades por suplir, quien lo niegue está viendo otra
película de la realidad. Pero de ahí a desandar el camino recorrido,
volviendo a viejos vicios y estafas a las mayorías populares en manos de
grupos concentrados de poder, hay un abismo. Se puede criticar el
proceso actual, lo que no se puede es enarbolar las batallas de los
enemigos de la libertad y la democracia como consignas propias, por un
simple hecho electoral.
JORGE RACHID
CABA, 5/8/11
jorgerachid2003@yahoo.com.ar