Que festeje la primera victoria popular. Que tantos sufrimientos se
amortigüen en la alegría que hoy inunda el corazón de la Patria. Esa
victoria para Dios y para el Pueblo y su historia. Hoy es el día de las
calles y las plazas”, escribió Petro en su cuenta de Twitter al
confirmarse la tendencia irreversible de su victoria. La noticia fue
vivida con júbilo por quienes votaron por Petro. No solamente por la
victoria, sino por el rápido reconocimiento del presidente saliente Iván
Duque y también de Rodolfo Hernández, quien escribió: “llamé a Gustavo
para felicitarlo por el triunfo y ofrecerle mi apoyo para cumplir con
las promesas de cambio por las que Colombia votó hoy”. La aceptación de
la derrota disipó las posibilidades de un escenario de tensión que
recorría algunos análisis en días previos. No era el único elemento de
preocupación puertas adentro del Pacto Histórico, también lo eran las
denuncias por la parcialización de la Registraduría, y la falta de
auditoría de los softwares. Las últimas horas antes de las elecciones se
habían cargado de denuncias sobre posibles fraudes, algo que también
había sido señalado en la primera vuelta, en este caso amplificado por
la posibilidad de una elección disputada por pocos votos como marcaban
las diferentes encuestas. El resultado, en horas tempranas de la tarde,
fue de un festejo en todo el país, con epicentro en el estadio Movistar
Arena de Bogotá, donde se esperaba a Petro y Francia.
El cambio para Colombia
“Sí
se pudo, sí se pudo”, coreó el estadio ante la llegada del nuevo
presidente y la nueva vicepresidenta. “Este día que indudablemente es
histórico, es historia lo que estamos escribiendo en este momento, para
Colombia, para América Latina, para el mundo, una historia nueva porque
indudablemente aquí lo que ha ocurrido hoy con estos 11 millones de
electores (…) es un cambio, un cambio real”, señaló Petro.
“El cambio
significa la bienvenida a la esperanza, la posibilidad de abrir un
futuro, el cambio significa abrir las oportunidades para todos y todas
las colombianos y colombianas, que esa esperanza pueda llenar todos los
rincones del territorio nacional, el cambio significa que llegó el
gobierno de la esperanza”, afirmó, en un discurso que hizo hincapié en
numerosas oportunidades en la necesidad de lograr un reencuentro social,
político, en el marco de un país que volvió a expresar grandes
divisiones que recorren Colombia.
“No es el momento de los odios.
Este gobierno que va a iniciar el 7 de agosto es un gobierno de la
vida. ¿En qué consiste un gobierno de la vida? Primero en la paz,
segundo en la justicia social, tercero en la justicia ambiental, la paz
como eje de un gobierno de la vida”, señaló, acompañado por su hija
Sofía Petro y su esposa Verónica Alcacer.
“La oposición que
tendremos, bajo los liderazgos que sean, será siempre bienvenida en el
Palacio de Nariño para dialogar sobre los problemas de Colombia (…) En
este gobierno que se inicia nunca habrá persecución política,
persecución jurídica, habrá respeto y diálogo, es así como podremos
construir el Gran Acuerdo Nacional, que ya se comenzó a construir entre
11 millones de colombianos y colombianas, pero tiene que ser con toda la
sociedad colombiana”, indicó, en relación al Acuerdo anunciado el día
viernes junto a dirigentes políticos provenientes en muchos casos del
centro político.
“Si me preguntan para qué es un Acuerdo Nacional
diría para construir los máximos consensos para alcanzar las reformas
que hagan que las personas tengan una vida mejor”, afirmó el ahora
presidente, quien se refirió a las grandes transformaciones necesarias
para Colombia, como la transición energética hacia las energías limpias,
la justicia social, o la paz.
Un llamado a la paz
“La paz es
que la sociedad colombiana tenga oportunidades, es que alguien como yo
pueda ser presidente, o alguien como Francia pueda ser vicepresidenta,
la paz es que dejemos de matarnos los unos a los otros. Desde el
gobierno que se iniciará el 7 de agosto comenzará la paz integral en
Colombia, a partir primero del gran diálogo nacional entre la sociedad
colombiana toda, y, en segundo lugar, a partir de lograr que las armas
dejen de disparar”.
El ahora electo presidente también se refirió
a la política internacional: “me han llamado casi todos los presidentes
de América Latina, y creo que sí podemos proponer, ahora, sobre este
triunfo que nos ha dado el pueblo colombiano, un diálogo en las Américas
sin exclusión de ningún pueblo, de ninguna nación, en la diversidad de
América Latina”. Su discurso al respecto estuvo centrado en la necesidad
de lograr acuerdos de cara a la transición energética:
“Creo que
es el momento de sentarse con el gobierno de los Estados Unidos y
hablar, dialogar, sobre lo que significa el hecho de que en todo el
continente americano que compartimos, allá se emita como en casi ningún
otro país gases de efecto invernadero, y aquí los asumimos, los
absorbemos a partir de nuestra selva amazónica.”
El triunfo y
alegría en tantas personas en el Movistar Arena dejó ver la importancia
histórica del resultado, en particular luego de los tres años pasados
consecutivos de grandes protestas, represiones y persecuciones. Petro se
refirió al hecho al pedirle al Fiscal General que sean liberados los
jóvenes injustamente detenidos en particular los últimos días, cuando se
denunciaron arrestos ilegales de jóvenes que habían sido protagonistas
del estallido del año pasado, como en la ciudad de Cali.
Colombia
comienza una nueva época, que como recordaron Petro y Francia, proviene
de la larga historia de resistencias que los antecedieron y de la cual
forman parte. El país, que viene de más de 70 años de conflicto armado y
30 de neoliberalismo está ahora ante la posibilidad de un gobierno que
proponga cambiar el statu quo conservador, desigual y sistemáticamente
violento. El 7 de agosto marcará el inicio de una nueva oportunidad para
un país que tanto la ha buscado.