Fue claramente un evento político aunque el ex presidente no habló de política sino de liderazgo, y a diferencia de los pasajes brutales de su libro, en los que clama por ajuste fiscal, privatizaciones y "mano dura" contra los que cortan calles o los "pseudomapuches", optó por metáforas corporativas o futboleras para referirse a "la velocidad del cambio". Aunque fue quedando implícito, en los ejemplos, que de lo que hablaba era de aumento de tarifas, de ajuste fiscal y de represión a la protesta social. El momento de la ovación fue, sí, aquel en el que fue a los bifes: "Cuando nos fuimos del gobierno, el 70% de la gente decía que Aerolíneas tenía que ser estatal. Ahora está en un 40%, y y va a llegar al cero, ¡y nos vamos a sacar de encima a (Pablo) Biró y su comportamiento mafioso!", arengó, sin citar fuentes estadísticas. "¡No nos corren más! ¡Ningún progre nos puede correr! ¡Ese discurso cínico progre no me lo banco más!", cerró, mientras la concurrencia gritaba un "Volveremos, volveremos" que remitía a 2015.