
 Porque el discurso que dio el viceministro de Economía en dicho evento,
 este martes, tuvo mucho de consultor que busca lucirse por su soltura 
en el uso de la palabra, que la prudencia que suele guardar un 
funcionario de su nivel. Más aun en un momento tan delicado para la 
economía y con el ministro (Sergio Massa) fuera del país, mientras 
Rubinstein desplegaba su discurso: una mirada neoliberal al extremo 
sobre la situación y remedios propios de la más despiadada ortodoxia.  
“No es posible salir del cepo ahora, si hacés una devaluación y sale mal
 es un Rodrigazo”, alertó. No explicó qué sería, para él, que la 
devaluación saliera bien. Pero del resto de su discurso se desprende que
 lo que le satisface es un dólar lo suficientemente alto como para 
promover un equilibrio en el mercado cambiario,  aun a costa de una 
espectacular transferencia de recursos a favor de los exportadores y los
 tenedores de activos en dólares (especulativos) y en contra de la 
población interna. Massa manifestó en varias oportunidades, 
públicamente, que una megadevaluación provocará un muy fuerte aumento de
 la pobreza. A Rubinstein, en cambio, sólo le preocuparía que provoque 
una estampida incontenible de precios. Eso fue el Rodrigazo en 1975, un 
golpe de mercado que le abrió el camino a la llegada de la dictadura 
cívico militar de marzo de 1976.
 “Es para pegarse un tiro como nos 
apartamos de una economía ordenada”, señaló Rubinstein ante una platea 
de financistas que celebraron su "descarnada sinceridad".“El orden macro
 pasa por el orden fiscal, ir al superávit y unificar el mercado de 
cambios, (esas) son herramientas que ordenarían la macroeconomía". 
"Me
 tocó participar de costado del mandato de (Roberto) Lavagna", dijo en 
referencia a la gestión del nombrado como ministro. El "mandato" era el 
de Néstor Kirchner (2003/2007). "Hubo una época en que teníamos 3% de 
superávit fiscal, 2% de superávit de cuenta corriente, 40 mil millones 
de reservas netas, 5% de inflación; tasa de Lebacs de 6% anual; no había
 controles de precios, no había problemas controles cambiarios, porque 
las regulaciones eran muy laxas. Se podían comprar 2 millones de dólares
 por mes. Era la única restricción”, recordó. Es para pegarse un tiro 
como nos apartamos de una economía ordenada”.
Al ser consultado sobre
 la alternativa de reacomodar las variables por vía de una 
maxidevaluación, Rubinstein no lo rechazó, pero formuló una advertencia.
 “Tiene que hacerse sabiendo que va a salir bien. Si sale mal, es un 
Rodrigazo". “No se puede liberar el cepo ahora, o se puede pero con alto
 riesgo. Dado que hay que seguir con el cepo, es otra lógica la que se 
aplica. Todo el mundo quiere dólares, hay empresas que se estoquearon 
por 8 ó 9 años, eso lo entiendo, no voy contra esa lógica. Pero si 
alguno piensa que vamos a tener todos los dólares necesarios..."
Por 
otra parte, se refirió a las dificultades que afrontará el Gobierno para
 alcanzar las metas de reducción del déficit fiscal comprometidas con el
 Fondo Monetario Internacional y en el Presupuesto 2023. "Estamos lejos 
del superávit. Estamos a brazo partido para llegar a las metas 
acordadas, pero aun para llegar al déficit al 1,9% (del producto bruto) 
el año que viene va a costar uno y la mitad del otro”, dijo sin 
explicitar la unidad de medición a la que se refería. 

