El joven abogado Juan Villanueva, defensor de Lázaro Báez, encuadró así
un asombroso planteo de Luciani-Mola que cuestionaron que Villanueva
haya hecho un pedido de acceso a la información pública con el que
demostró que los cráteres que quedaron después de sacar las piedras para
hacer las rutas se taparon como correspondía. Los fiscales habían
sostenido que esa remediación de canteras (el nombre técnico) se cobró
pero no se hizo. Villanueva no sólo recurrió a información oficial sino
incluso a Google Maps para arrasar con la imputación dado que utilizó
esa herramienta para acercarse a cada lugar donde había quedado un
cráter. Tras la intervención final del letrado, el Tribunal Oral Federal
número 2 empezó a delinear el cronograma final: se fijó la fecha del
martes 29 de noviembre para que Cristina diga sus últimas palabras.
Antes que ella, el viernes 25, pueden utilizar ese derecho Lázaro Báez,
Julio De Vido y Abel Fatala. Las defensas de los tres le confirmaron a
Página/12 que van a hablar. Los jueces Rodrigo Giménez Uriburu, Jorge
Gorini y Andrés Basso le permitieron a Villanueva contestar el increíble
planteo de Luciani-Mola. Sucede que una de las imputaciones se centró
en la remediación de canteras. Cuando se construye una ruta, el asfalto
hay que colocarlo sobre una base sólida y recién arriba de esa base se
pone el asfalto. De lo contrario, el pavimento se hundiría o
resquebrajaría. La fiscalía ya había hecho agua en otro punto: mostró
fotos en que la base, el terraplén, no se veía y concluyó que tampoco el
terraplén se había hecho. Tuvieron que explicarles los ingenieros que
en muchos casos, y en especial en la Patagonia, el terraplén se
construye bajo tierra para evitar formar montañas, con lo que se evitan
anegamientos de agua o nieve. El geógrafo Guillermo Sordo, especialista
en obras viales, explicó que “es obvio que no se puede poner asfalto
sobre tierra. Se excava un cajón para meter los cimientos”.
El punto
es que las piedras que se utilizan para los terraplenes se sacan de
canteras, por lo general cercanas. Y no puede quedar un gran agujero
porque produce accidentes y una alteración de todo el ambiente. Por lo
tanto, el contratista debe rellenar la cantera y, al poco tiempo, crece
nuevamente la vegetación. Luciani-Mola afirmaron que el estado pagó ese
trabajo, pero no se hizo. Las defensas contestaron que hubo dos
auditorías que confirmaron que la remediación sí se hizo y, en especial,
Villanueva aportó dos pruebas categóricas. En primer lugar, mostró los
cráteres rellenados utilizando la herramiento Google Maps. En segundo
lugar, presentó un pedido de acceso a la información pública en la
Dirección Nacional de Vialidad y consiguió que le entregaran fotos, a
color, de esas canteras remediadas. Los fiscales plantearon que ese
pedido de acceso a la información fue irregular porque requería
autorización del Tribunal.
“Los fiscales renuncian a la verdad
-afirmó Villanueva-. Se quieren quedar en el rigor formal para eludir la
verdad. ¿Nosotros mentimos? Los fiscales podrían haber mandado a un
empleado de la fiscalía a sacar fotos. Pero renunciaron a la verdad. No
replicaron a las fotos satelitales de Google Maps porque no hay forma de
replicar. Hay que decir que tan sólidos fueron los argumentos de todas
las defensas, que los fiscales eligieron autopreservarse y no decir nada
de los inmensos agujeros que dejó la acusación. En todo su alegato
recurrieron a falsedades, faltaron a la verdad, y ahora recurren al
silencio y a maniobras formales como este planteo”. La referencia de que
los fiscales no replicaron es porque tenían ese derecho y dijeron que
preferían no usarlo para acelerar el juicio. En realidad, como en el
caso de las canteras, lo exhibido por las defensas fue irrefutable.