No existen solo en lugares turísticos, pero es en vacaciones donde más estamos expuestos: parques, restaurantes, hoteles, terminales, cafeterías. El problema es que ingresando a ese wifi facilitamos el acceso de los ciberdelincuentes a nuestra información, al igual que el resto de las personas conectadas a la misma red. Los mismos aspectos que hacen que los puntos de conexión wifi gratuitos sean atractivos para las y los consumidores son los que hacen que sean deseados para los hackers, más aún porque no requieren autenticación para establecer una conexión de red. Ellos buscan posicionarse entre el usuario y el punto de conexión. La persona en lugar de comunicarse directamente con el punto de conexión, le está enviando la información al hacker, que después la transmite. Desde correos electrónicos hasta información de tarjetas de crédito o contraseñas de la red de la empresa en la que trabaja. Una vez que entregamos esa información, el hacker puede acceder a esos sistemas haciéndose pasar por el usuario o usuaria.