En los últimos meses, el precio tanto en Hacienda como en góndola se
mantuvo por debajo de la inflación mensual: en el periodo junio 2022 a
diciembre 2022, la carne en mostrador aumento 8% según los datos del
IPCVA (los precios en Liniers aún menos), mientras que la inflación del
período ascendió a 50%. Este diferencial en la evolución de dichos
indicadores fue el resultado del impacto de la sequía, que afectó
severamente la producción de forraje y pasturas necesarias para
alimentar el ganado generando un anticipo en las ventas de hacienda por
parte de los productores y una mayor oferta disponible en el mercado,
manteniendo el precio estable.
De hecho, en el mes de diciembre se
registró una de las faenas más elevadas de los últimos 20 años con 1.2
millones de toneladas de acuerdo con los datos informados por SENASA.
Dicho esto, se podría pensar que el actual incremento de precios podría
deberse al proceso inverso, es decir, a una menor oferta de ganado en el
mes de enero. Si bien las recientes lluvias han generado cierta
retención, no podríamos decir que es la razón principal de los
incrementos actuales (no hay grandes modificaciones en los indicadores
de faena). Por otro lado, algunas fuentes del sector indican que el
salto de precios se debe al “atraso” del precio de la carne vacuna
respecto a la inflación, que, aunque no se vincula directamente a sus
costos de producción, funciona como un impulsor de la remarcación. Pero
¿hubo realmente atraso? Si bien, tal como se mencionó, en los últimos
meses la carne se incrementa por debajo de la inflación, esto no sucede
en los dos años previos a julio de 2022, donde se percibe exactamente lo
contrario: un incremento desmesurado de precios, muy superior a la
inflación, que derivó, entre otras cosas, en uno de los peores niveles
históricos de consumo per cápita, de sólo 47 kg por persona por año. En
números, entre junio de 2020 y junio de 2022, el incremento del precio
en Hacienda sumó 230%, el de mostrador 205% y el IPC alcanzó 140%.
Pero entonces ¿a qué se debe la situación actual? A continuación, se describen las principales razones:
·
El precio del maíz es un insumo clave, sobre todo en la etapa final de
engorde en feedlot. Se observa una correlación estrecha entre precio
internacional del maíz, que subió 10% respecto de diciembre de 2022
($47.000 pesos la tonelada) y el precio de novillito. La menor oferta de
maíz (por la misma sequía) es un factor para considerar en la situación
actual.
· El mercado internacional: desde diciembre se ha recuperado
la demanda de China, principal comprador de carne vacuna argentina, y a
la par, los precios internacionales han dejado de caer.
· Rulo
cárnico: es un negocio que, con variantes, apunta a obtener beneficios
con el margen entre el dólar oficial y los paralelos. L;a demanda de
carne para estas operaciones tiene mucho margen para comprar a precios
más elevados, presionando al alza el valor de los cortes.
· La
dinámica del mercado mayorista: con algo menos de oferta en Hacienda, un
puñado de consignatarios recupera “poder de fuego” para intervenir en
el precio. Así entonces, en sólo unos días, el precio se incrementó más
de 30% en promedio.
Es un buen momento, entonces, para pensar en
implementar medidas que den transparencia al mercado de hacienda,
impulsar acuerdos de precios, darle trazabilidad a la cadena de
producción, aplicar control y seguimiento estricto de operaciones de
sobrefacturación y fortalecer un rol activo del SENASA.