Juntos por el Cambio sigue sin ordenar su interna y crece la desconfianza por la falta de un plan económico. Los movimientos del oficialismo le dan oxígeno pero a la vez exigen acelerar la toma de decisiones. El desfile en el Llao Llao dejó sinsabores. Las dudas del establishment sobre Milei. Por: Claudio Mardones @mcmardons (Tiempo) El renunciamiento del presidente Alberto Fernández a pelear un segundo mandato en las próximas elecciones no movió el avispero en Juntos por el Cambio.
El giro oxigenará al oficialismo y le permitirá intentar un
reordenamiento de sus precandidaturas sin usar las PASO. La principal
coalición opositora todavía no llega a ese punto y su conducción
colegiada brilla por la ausencia. Sus dirigentes han buscado guardar
silencio ante la centralidad que ganaron los problemas y errores del
FdT.
El derrotero caliente empezó con el ataque que afrontó Sergio
Berni, luego del asesinato de un chofer de colectivo, hasta la renuncia
de Antonio Aracre a su puesto en la Presidencia y el empoderamiento del
ministro de Economía, Sergio Massa. En JxC buscan diferenciarse con
escaso éxito. La interna que se cocina a fuego fuerte se los impide y,
quizás por eso, la intención apunta a fragilizar al gobierno todo lo
posible para que no queden las costuras propias al desnudo.
Los
errores no forzados del panperonismo y el impacto de la inflación en el
malhumor social le dejan el camino libre a la oposición para poner sus
crujidos en segundo plano. Sin embargo la corrida cambiaria de esta
semana y la eyección del ex CEO de Syngenta de la jefatura de Asesores
de la Presidencia también dejaron en evidencia que los principales
aspirantes opositores no tienen un programa claro para salir de la
crisis. También que aquellos que aparecen favorecidos en las encuestas
no convencen al establishment y, en algunos casos, lo atemorizan.
Al
diputado nacional de ultraderecha Javier Milei, candidato de La Libertad
Avanza, no le fue bien en el Foro de Llao Llao que reúne a empresarios y
lobbystas una vez por año en el clásico y exclusivo hotel de Bariloche.
El economista era uno de los precandidatos más esperados, pero fue uno
de los más denostados por su exposición. Los asistentes al encuentro se
encargaron de filtrar a la prensa que tuvo serias dificultades para
sostener las medidas de un eventual gobierno y, en especial, fue
inconsistente para hablar de su plan para dolarizar la economía.
«El
balance es muy bueno, pudo explayarse sobre su plan de dolarización, es
lógico que no todos queden conformes», retrucaron en el entorno de Milei
ante las consultas de Tiempo. La autopercepción del equipo de La
Libertad Avanza no asume que el diputado exhibió los límites y las
fallas de su comunicación en Llao Llao y también en los debates con
otros colegas del mismo arco ideológico, como el ultraliberal Roberto
Cachanosky. La idea de dolarizar la economía nacional comienza a
instalarse en el debate preelectoral e incomoda a todos los equipos de
campaña de los candidatos de derecha. Se trata de otra contienda feroz
en la zona donde se fugan los votos de JxC por ultraderecha. Las
falencias de Milei en la materia que más lo diferencia de los demás no
atentan, por ahora, con el alto caudal de intención de voto que cosecha
en las encuestas, pero la exhibición pública de su inconsistencia
política amenaza con debilitarlo frente a su núcleo más duro y ante los
indecisos que le prestan atención.
No es lo que piensan dentro del
PRO. En su entorno advierten que la exgobernadora María Eugenia Vidal
cree que Milei puede ganar las elecciones porque sigue creciendo su
intención de voto. Por eso esta semana propuso que todos los aspirantes
de JxC bajen sus candidaturas para barajar y dar de nuevo. Nadie tomó el
guante y Vidal quedó sola en su planteo, pero el movimiento despertó
sospechas. En su partido creen que está buscando la forma de bajar su
precandidatura presidencial y alimentar, de a poquito, la posibilidad de
pelear por la jefatura porteña. En el despacho de Vidal lo niegan,
dicen que lo único que cambió es que antes esa posibilidad no existía y
ahora aparece en el radar. «Sólo lo haría si ve en riesgo que el
candidato o los candidatos del PRO en la Ciudad puedan perder con (el
senador nacional de Evolución Radical Martín) Lousteau».
La frase que
murmura el vidalismo concide con las dudas que deslizan cerca del
alcalde Horacio Rodríguez Larreta sobre la capacidad de Jorge Macri para
instalarse. Es ministro de Gobierno capitalino e intendente en uso de
licencia de Vicente López, pero el apellido no le estaría alcanzando
para posicionarse en la Ciudad. Así como Vidal le suma una ficha a
pelear en la arena porteña, esta semana en el gobierno de la Ciudad
confirmaron que habría dos candidatos del PRO en las PASO, tal como
anticipó este diario en su última edición dominical. Rodríguez Larreta
no resigna a su ministra Soledad Acuña como sucesora, pero a la vez
refuerza al ministro de Salud, Fernán Quirós, como el contendiente más
corrosivo para Macri y Lousteau. En el macrismo porteño advierten que
no está todo dicho y creen que es una demostración del mal momento que
vive el alcalde porteño con el expresidente. «Me cuesta mucho pensar en
una pelea abierta entre Jorge y Horacio en las PASO porque ahí hay
riesgos para todos», lamentó un larretista que pasa sus días entre la
campaña nacional y la rutina municipal.