En medio de la corrida, una delegación de Economía viaja a gestionar fondos del FMI La encabeza el viceministro Gabriel Rubinstein. El objetivo de máxima es que el Fondo adelante sin condicionamientos los U$S 10.000 millones que tenía previsto girar a lo largo del año.Por: Marcelo Di Bari @mdibari (Tiempo) Una delegación del Ministerio de Economía partirá este jueves rumbo a Washington para renegociar el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). La comitiva será encabezada por el viceministro Gabriel Rubinstein y el jefe de asesores del Ministerio, Leonardo Madcur.
El viaje tendrá como telón de fondo la fuerte corrida cambiaria que
elevó la cotización del dólar paralelo un 25% en apenas 10 días. El
martes cerró a $ 495 por unidad, luego de haber orillado los 500 pesos
en algún momento de la jornada. La renegociación había sido acordada por
el ministro de Economía, Sergio Massa, con la subdirectora del FMI,
Gita Gopinath, en un encuentro que sostuvieron hace dos semanas en
Estados Unidos. La corrida cambiaria aceleró los tiempos y amplió la
agenda de discusiones. “Notificamos al FMI de las restricciones que
pesaban sobre la Argentina y que vamos a cambiar en la rediscusión del
programa”, anunció Massa en un intento por mostrar energía en medio de
la crisis. Un ejemplo de esas restricciones dejadas de lado fue la venta
de bonos (revelada este martes por operadores financieros) por parte
del Banco Central, en un intento por aplacar la suba de los dólares CCL y
MEP: había un compromiso de que no se utilizarían para esos fines. El
objetivo del viaje, como de todas las gestiones que se vienen llevando a
cabo en los últimos días, es conseguir divisas frescas para el Banco
Central, aplacar la corrida cambiaria y mostrar un cierto margen de
apoyo político. Desde Washington, voceros del FMI afirmaron que “los
intercambios entre las autoridades y el equipo del Fondo Monetario
Internacional avanzan de manera constructiva”. En el Palacio de Hacienda
se juegan la carta de que la entidad acepte adelantar los desembolsos
previstos para el corriente año. Son unos 10.800 millones de dólares que
se deberían girar en tres tramos, en junio, septiembre y diciembre,
sujetos al cumplimiento de ciertas metas macroeconómicas (acumulación de
reservas, contención del déficit fiscal y el cese de la emisión
monetaria). Las autoridades económicas pretenden que todo ese dinero sea
girado lo más rápido posible a sabiendas de que las metas pactadas no
serán cumplidas. En materia de déficit fiscal, por ejemplo, el saldo
negativo del primer trimestre ($ 689.000 millones) superó en un 56% el
tope previsto.
La carta de Biden como garantía ante el FMI
A favor
de ese propósito, el gobierno esgrime la carta del apoyo de la Casa
Blanca, que Joe Biden prometió a Alberto Fernández en la cumbre
presidencial del mes pasado. El respaldo se tradujo en la inmediata
visita al país de la subsecretaria de Estado, Wendy Sherman. La palabra
de Estados Unidos tiene mucho peso en las decisiones del FMI.
Gopinath,
que en los últimos tiempos tomó a su cargo de manera directa la
relación con Argentina, había flexibilizado en primer lugar los
objetivos de acumulación de reservas y luego aceptó rediscutir el tope
de déficit fiscal, que según argumentaban los negociadores argentinos no
contemplaba la reducción de ingresos tributarios por las menores
exportaciones agrícolas adjudicadas a la sequía.
Pero esos temas ya
quedaron atrás después de los ardientes últimos 10 días, en que el Banco
Central se quedó sin dólares para controlar la situación. El viernes
pasado la entidad emitió una comunicación que en la práctica paralizó la
demanda: obligó a que todos los pedidos de divisas sean formulados con
48 horas de anticipación, lo que le permitió capturar algo más de U$S
400 millones de las liquidaciones en el mercado oficial de cambios en
las últimas tres ruedas.
Por fuera del FMI, Massa ya golpeó casi
todas las puertas que tenía para llamar; hubo aportes del BID, del Banco
Mundial y hasta se activó otro tramo del swap de divisas con el Banco
Popular de China. El martes anunció otro crédito del BID, esta vez por
U$S 75 millones, para provisión de agua potable en la provincia de
Buenos Aires.
La política mete la cola
El eventual adelantamiento
de los desembolsos del FMI quedó envuelto en las tensiones políticas
preelectorales. El domingo, el representante argentino ante la entidad,
Sergio Chodos, denunció que economistas de Juntos por el Cambio se
entrevistaron con representantes de la entidad para sugerir que no hagan
ningún aporte de divisas previo a las elecciones. Chodos calificó esa
conducta de “triste y antipatria”.
Por su parte, el economista
Alejandro Werner, quien durante muchos años integró el FMI y tenía bajo
su órbita las negociaciones con Argentina, consideró que «es muy difícil
pensar que el FMI suelte recursos adicionales para financiar el
faltante de reservas«. Este miércoles, en declaraciones radiales, Werner
opinó que “es difícil que el FMI haga un desembolso a un gobierno que
no tomó las medidas necesarias en tres años, no lo va a hacer ahora a
punto de cambiar la administración”, en referencia a las elecciones
presidenciales de octubre próximo.