Milei logra dividir al PRO y pone en riesgo su base de sustentación en el Congreso El acuerdo con Bullrich desplazó la centralidad de Macri. El presidente electo pondrá a Martín Menem al frente de la Cámara Baja, pero esto debilita el respaldo de los amarillos. La negociación "ley por ley". Por: Claudio Mardones. Javier Milei completó casi todos los casilleros de su futuro Gabinete y este sábado le puso nombre a las dos autoridades del Congreso que están dentro de la línea de sucesión presidencial. Sólo le queda oficializar al próximo ministro de Defensa, el último confín de la disputa que mantiene con Victoria Villarruel. La vicepresidenta electa tiene menos margen para extender su influencia al área castrense desde que su compañero de fórmula terminó de ordenar el vínculo con el expresidente Mauricio Macri y dejó claro que no hay margen para un cogobierno, sí para recibir a algunos de sus exfuncionarios, pero sin que eso empodere al magnate o lo transforme en un intermediario con alguna cuota de poder en la futura gestión.
La pieza desequilibrante de esa tensión, tal como lo anticipó este
diario el domingo pasado, es Patricia Bullrich, que finalmente aceptó
volver a la conducción del Ministerio de Seguridad. La titular del PRO
trizó el liderazgo que Macri estaba reconstruyendo luego del respaldo
que le ofrendó a Milei pocas horas después de la primera vuelta del 22
octubre. El fundador del PRO pretendía poner funcionarios como un
jugador de ajedrez que mueve alfiles y Bullrich se salió del juego,
desacreditó al expresidente y empoderó a los futuros ministros que
pasaron los últimos quince días trabajando para limitar un eventual
desembarco de enviados y veedores de Macri en la futura administración.
Con Bullrich adentro del gabinete y sin la influencia de Macri,
Guillermo Francos cumplió con el primer objetivo que se había fijado. El
próximo ministro del Interior es el encargado de construir una base de
sustentación política para Milei y para eso consideraba vital frenar la
omnipresencia de Macri después de la victoria en el balotaje. Hubo
aprendizajes determinantes entre el arranque del acuerdo que sellaron en
la residencia de Macri para pasarle a Milei los votos de Bullrich. El
«pacto de Acassuso» comenzó a regir el 23 de octubre y se extendió hasta
unos días después de la victoria del 19 de noviembre. Duró hasta que
Francos y el futuro jefe de Gabinete, Nicolás Posse, le hicieron un
ofrecimiento individual a Bullrich para desarmar la negociación que
había propuesto Macri, como el ganador de un premio que estaba esperando
cobrar su recompensa en cuotas de poder. Dicen que la ex y futura
titular de Seguridad fue la que más sufrió al Macri recargado, en el
breve periodo que comenzó después de la primera vuelta y se clausuró
oficialmente esta semana. Desde que ella cedió a los planteos de Macri y
aceptó aliarse a Milei para transferirle los votos, el rol del
expresidente se expandió por encima de los límites que Bullrich estaba
dispuesta a aceptar. Se lo dijo personalmente en una durísima discusión
que sucedió la semana pasada y que estancó el diseño del gabinete y de
lugares claves en el Congreso. El vínculo entre ambos ha vuelto a
romperse y las astillas desinflaron el globo de aspiraciones que estaba
alimentando el magnate, especialmente a favor de Cristian Ritondo, que
preside el bloque del PRO en la Cámara de Diputados y era otra ficha
determinante en el mapa de poder que estaba armando Macri. El magnate
sumó ahora la postulación para suceder a Bullrich al frente del partido
amarillo. La iniciativa fue propuesta por el vicepresidente de la
fuerza, el diputado nacional Federico Angelini.
Con la inclusión de
Bulrich a la nómina de Milei comenzó a generarse la hecatombe que está
implotando al PRO. Podría extenderse al radicalismo, con muchas menos
implicancias, si sigue en pie la oferta para que Luis Petri quede en
Defensa.
La caída de un acuerdo general de cogobierno con Macri dejó
sin margen a Ritondo para quedarse con la conducción de la Cámara Baja.
El diputado se habría ido de la residencia de Acassuso con la promesa de
ese cargo, pero poco después se enteró que también estaban promoviendo a
Florencio Randazzo en el mismo lugar.Ambos llegaron a sumar el 50% de
chances para alcanzar la conducción del cuerpo. Ritondo no pudo desde
que Bullrich aceptó la invitación de Francos al nuevo esquema de poder
presidencial, pero sin el carnet del PRO. Las opciones de Randazzo
sucumbieron por dos frenos, aunque se trata de otra pieza que Francos
estaba promoviendo para mellar los alcances del acuerdo con Macri. El
primer reparo surgió de las entrañas del futuro bloque de La Libertad
Avanza, que dentro de una semana contará con 38 bancas en Diputados y 7
en el Senado.
En las pocas reuniones que mantuvieron para conocerse y
verse las caras, primero convocadas por Marcela Pagano y luego por
Oscar Zago, acordaron reclamar la conducción de la Cámara para LLA. El
mensaje no era sólo para Ritondo sino también para Randazzo. Su buena
estrella perdió impulso por ese planteo y pareció apagarse cuando
Francos se reunió con los gobernadores del panperonismo. Le dijeron que
sabían claramente que estaba impulsando a Randazzo y que ellos no
hablaban con Floro desde hace años. En rigor, el diputado y exministro
tiene vínculos que van más allá de la relación con el cordobés Juan
Schiaretti, pero el acuerdo de los mandatarios provinciales fue
desautorizarle a Francos la sobreventa de Randazzo como un potencial
articulador con las provincias desde el cuarto lugar de la sucesión
presidencial. Sin Randazzo y con Ritondo afuera de la competencia
(herido por la caída del pacto con Macri) Milei aceptó jugar uno propio.
Oficializó al diputado electo Martín Menem como candidato a ocupar la
presidencia de la Cámara Baja y a Francisco Paoltroni para sentarse en
la presidencial provisional del Senado, el tercer puesto sucesorio
después de Milei y Villarruel.
El cargo que detentará el productor
agropecuario detrás de la próxima vicepresidenta cerró con una serie de
especulaciones sobre la presencia del panperonismo, que seguirá siendo
primera minoría en las dos cámaras. Cristina Fernández de Kirchner, en
los últimos días de su vicepresidencia, despejó los rumores y aseguró
que no había intención de disputar ese cargo ni romper la tradición de
que la fuerza ganadora de las elecciones pueda ocupar toda la línea
sucesoria, aunque sea minoría en el recinto.
La dos veces presidenta
clausuró una discusión interna que lideró José Mayans, uno de los jefes
del bloque oficialista que esperaba marcarle la cancha a Villarruel y
disputar la presidencia provisional, como sucedió el 29 de noviembre de
2001, cuando el peronismo eligió a Ramón Puerta en lugar del radical
Mario Losada y lo puso en la presidencia provisional del Senado, un
puesto que había cobrado doble relevancia en la sucesión presidencial
tras la renuncia de Carlos «Chacho» Álvarez a la vicepresidencia un año
antes. El dato ha quedado arcano en el pasado, pero como una vuelta del
destino, el miércoles pasado se cumplieron 22 años de aquella escena
previa a la crisis del 2001, justo cuando se estaba concretando la
Asamblea Legislativa para proclamar a Milei y Villarruel como la fórmula
ganadora de la segunda vuelta.
Mayans no pudo avanzar con los planes
sobre la presidencia provisional, pero esta semana no se privó de
detallarle a Villarruel, con diplomacia, que con los ocho escaños que
tendrán en el Senado apenas alcanzarán a cubrir la mitad de las
comisiones que LLA debería ocupar. Los números no le dan y quedarán a
merced de los acuerdos que puedan pactar con gobernadores o con el
interbloque de Juntos por el Cambio, cuyos socios radicales y macristas
se preparan para negociar por separado.
En Diputados se abre otra
etapa con la nominación de Menem en la presidencia del cuerpo. La
postergación de Ritondo implica menos posibilidades de contar con un
amplio respaldo de JxC o, al menos, de un amplio sector del PRO y
aliados más pequeños. Si los cálculos eran muy finitos con Ritondo
adentro, y marcaban una distancia cercana de 40 escaños para llegar al
cuórum de 129,ahora se abre un capítulo de negociación «ley por ley»
donde los malheridos harán valer su capacidad de daño, especialmente en
el bloque del partido amarillo, que podría transitar una balcanización
al calor de la influencia de Bullrich y el contrapunto que se cocina con
Macri.
A primera vista la aritmética política de Milei en las dos
cámaras del Congreso es perdidosa. Francos se impuso en la interna de
poder con Macri y sumó a Bullrich, pero por ahora perdió a Ritondo. La
zona que comenzará a transitar desde el 10 de diciembre en Diputados
será desconocida y dependerá de los acuerdos que la Rosada pueda tener
con gobernadores y aliados. Será un examen numérico que no se condice
con las ambiciones de Milei para los primeros seis meses de gobierno. El
presidente electo anticipó que convocará a extraordinarias y que
enviará un paquete de leyes que implicarán derogaciones, reformas,
privatizaciones, un posible presupuesto 2024 y un ajuste fiscal muy
agudo. Los números, por ahora, no le anticipan sanciones veloces sino
largos debates y virtuales estancamientos. Son seis meses. Es el tiempo
de tolerancia que Milei tendrá con el Congreso, aunque podría reducirse
al período de extraordinarias.
Después de asumir el economista
hablará el 10 de diciembre en las escalinatas del Palacio Legislativo.
Volverá el 1 de marzo para abrir el período de sesiones ordinarias.
Entre una escena y la otra se definirá el vínculo del próximo presidente
con el Legislativo y cómo podría escalar la tensión si las dos cámaras
se transforman en un freno insalvable para el programa de ajuste de
Milei.
La nominada canciller Diana Mondino ya anticipó que la soga de
la tolerancia institucional es corta. «Lo que corresponde es que el
Congreso trabaje, apruebe y para eso la gente vota. Si alguien tiene la
convicción de que algo es necesario se hará (por decreto), pero mucho
mejor es que los argentinos nos pongamos de acuerdo en que hay que
trabajar», le dijo la economista a FM La Patriada cuando salía de
exponer ante la UIA.
Los tiempos legislativos pueden ser porosos para
la estrategia de Milei. El presidente electo sabe que el panperonismo
tiene mayoría en áreas determinantes, como la Comisión de Acuerdos del
Senado, por donde pasarán los pliegos de militares y diplomáticos y
también en la Comisión Bicameral de Trámite Legislativo, que tiene la
misión de validar o anular los decretos de necesidad y urgencia que
firme el presidente. En ese territorio también tiene mayoría el PJ, pero
todo podría estirarse hasta que se constituya la comisión. Así como
buscarán negociar «ley por ley» para sumar votos, la táctica legislativa
podría desarrollarse «día a día» para aprovechar vericuetos y darle
tiempo al Ejecutivo para que el Legislativo no le complique los planes.
La
batalla será áspera y cuerpo a cuerpo en Diputados. En el Senado la
debilidad de LLA es mucho mayor y podría ser la ventana para que
Villarruel actúe como un tapón en caso de que se empantane el debate
legislativo y se transforme en un obstáculo para el próximo gobierno.
Cerca de Milei prefieren esperar y, como dijo Mondino, primero le darán
una oportunidad al Congreso, aunque saben que el camino asoma muy
escarpado.