La cátedra del pueblo en las calles. Postales de una marcha que quedará en la historia de las movilizaciones populares. De manera oficial hablan de 800 mil personas. El gobierno dice que fueron 150 mil.Ver los comentarios de Una marea contra el ajuste de Milei: ama la educación pública, odia la motosierra Compartir Una marea contra el ajuste de Milei: ama la educación pública, odia la motosierra en Facebook Compartir Una marea contra el ajuste de Milei: ama la educación pública, odia la motosierra en X. Una marea contra el ajuste de Milei: ama la educación pública, odia la motosierra-Por Nicolás G. Recoaro (Tiempo)
El pueblo da cátedra en las calles. La belleza está ahí. Las fuerzas del
aula pueden más que las fuerzas del cielo, como reza uno de los miles
de carteles. Clase magistral a cielo abierto: en la tarde del martes el
centro porteño se transforma en un aula magna monumental. Va desde el
barrio de Congreso hasta la Plaza de Mayo y mucho más allá. Son cientos
de miles. Los organizadores arriesgan cerca de 800 mil. El gobierno, en
un nuevo rapto de irrealidad, sugiere 150 mil. Pero, como la educación,
la marcha fue federal: un millón de personas en todo el país. En el
microcentro porteño hay sol y alegría. Como dentro de una escuela.
Profesores, estudiantes, gremios, familias, jubilados… Docentes en
lucha. Una marea humana que marcha para defender la educación pública
ante la asfixia presupuestaria de la administración libertaria.
Pedagogía de los oprimidos. El conocimiento nace de una pregunta. Flota
en el aire mil veces respirado a pasitos del frígido Parlamento, otra
vez tapiado por los cosacos de Patricia Bullrich: “¿Por qué tanto miedo
de educar al pueblo, Milei?”. Ensaya una respuesta Sofía, orgullosa
egresada de Letras de la Universidad Nacional de La Plata: “Porque nos
da herramientas para pensar, para ser libres, y no el grito vacío de
‘viva la libertad’ y se va todo al carajo. Por eso vine, por eso
defiendo la universidad pública, gratuita, de calidad”. Una consigna que
se corrió horas previas fue que cada una y cada uno lleve un libro. Más
conocimiento, menos autoritarismo. Doña Sofía se arrimó al ágape
abrazando un libro del maestro Paulo Freire. Lo agita ante las columnas,
cierra los ojos, piensa un instante eterno y luego lanza más
respuestas: “Se titula Cartas a quien pretende enseñar, y lo tengo desde
los años de la dictadura, cuando estaba prohibido. Este libro es como
una trinchera. Me enseñó que no hay que esconderse, que hay que hacer
política, que hay que luchar. Creo que somos miles los que vamos a dar
la batalla. No te olvides, somos hijos e hijas de la educación pública.”
Gastos
Stefan
es uno de los 2 millones y medio de estudiantes de las casas de estudio
públicas que sufren la motosierra del gobierno anarcocapitalista. Esa
motosierra que obligó a las universidades a manejarse con el mismo
presupuesto de 2023, votado en 2022. En las últimas horas el Ministerio
de Capital Humano de Sandra Pettovello anunció haber depositado el
aumento de 70% sobre gastos de funcionamiento.
En estas épocas donde
cuesta encontrar la verdad, a los datos (y anuncios oficiales) conviene
desanudarlos: los gastos de funcionamiento son menos del 10% del total
de gastos de las universidades. Y aún con el 70%, el presupuesto es 71%
inferior al de 2023, ante la inflación de casi 300% interanual.
En la
Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, donde estudia Biología, no hay
ni para papel higiénico: “Cursamos a oscuras. No hay plata para los
reactivos, los laboratorios están sin materiales. Ellos tienen la lógica
del negocio. La educación no es un negocio”. En caravana desde Ciudad
Universitaria llegó el joven de 23 años con sus compañeres. La columna
estacionada sobre Callao está encendida y le dedica un cantito afilado
al presidente: “Olé, olé. Olé, olá. Dale, ‘Peluca’, pagalo ya. El
presupuesto para la universidad”.
Estudiantes y trabajadores
Insignificante
es el presupuesto universitario de Ushuaia a La Quica. “Y ni te cuento
los sueldos. Hacemos malabares, mientras el gobierno compra aviones de
guerra y da beneficios a los grandes empresarios. Encima nos tildan de
provocadores, de adoctrinadores, de que no la vemos, lo dicen los
funcionarios que no funcionan”, asevera Martín, docente llegado desde el
conurbano fabril de Lomas de Zamora. A unos pasitos, un pibe blande un
cartel destinado al bocón vocero presidencial: “Estudiá, no seas
Adorni”.
Universidad de los trabajadores, y al que no le gusta… Los
gremios dicen presente. Les laburantes transpiran la gota gorda en pleno
otoño. Cuerpo a cuerpo se pelea el metro cuadrado en la deriva rumbo a
la Plaza de Mayo. “La conquista más grande fue que la universidad se
llenó de hijos de obreros”. La frase de Perón cuelga en un balcón. Las
columnas hacen memoria histórica hecha canción: “Qué cagazo, qué cagazo,
obreros y estudiantes, como en el Cordobazo”.
Foto: Edgardo Gómez
Comunión
ideológica para defender a las universidades. Hermanados marchan Franja
Morada, La Cámpora y el Polo Obrero. Miguel vino con su esposa. Cuenta
que estudió Sociología, pero que por cosas de la vida no pudo terminar:
“Tuve que alimentar una familia, pero acá me tenés, digo presente. Tengo
una nieta que estudia en la Universidad de Luján, una de esas que
quiere cerrar el presidente. Por eso las desfinancian, porque no quieren
que estudien los hijos de los laburantes. Este tiempo me hace acordar a
los años noventa, a la carpa docente. Tenemos que estar todos unidos,
así vamos a ganar.”
Ataviado con su inmaculado guardapolvo anda Mario
Ledesma cerca de la 9 de Julio. Es docente de educación especial.
Primer egresado de su familia: “Pude graduarme en una universidad
pública, te lo digo y se me pone la piel de gallina. Vengo por mis
hijos, para que tengan el derecho a educarse. Porque nosotros sí la
vemos, vemos que está todo para atrás.”
Tragedia
“La patria no se
vende, la patria no se vende”. La frase explota en miles de gargantas.
Hay batalla de los bombos y los redoblantes. En la Plaza de Mayo no cabe
ni un alfiler. En primera fila, pegada a la valla cerca del escenario
está Mónica, psicóloga egresada de la UBA. Trajo el Nunca Más a la
marcha: “La dictadura mató a mi viejo. Desde los ocho años que vengo a
esta plaza para defender la educación, la salud, la democracia. Por ahí
los argentinos tendrían que volver a leer este libro, para tener
memoria, para no olvidarnos de lo que vivimos. La historia se repite
como farsa, o como tragedia, eso es Milei, una tragedia.”
Taty
Almeida es docente en lucha. También dice presente en la plaza. Antes de
subir al escenario da cátedra: “Vengo como Madre, pero también como
docente, porque yo también caí en la educación pública. Hay que defender
el derecho a la educación, que es un derecho humano. Este presidente
dice que es una marcha política, política es la vida. Acá estamos
compañeres, no hay que bajar los brazos, la lucha no termina, seguimos
peleando”.
Universidad con recursos, universidad para todes,
universidad para el que sufre, universidad para los obreros, universidad
para los de abajo… total en la pelea no hay engaño, compañeros y
compañeras. Y si se trata de soñar, qué importa… Soñemos lo imposible.