Reflotó idea de Bush para permitir monopolios en radio, tv y diarios
Resisten proyecto de Obama a favor de la concentración de medios
Otra clave de la legislación antitrust estadounidense fija límites a la
cantidad de emisoras que un mismo grupo puede tener en diferentes
mercados, con lo que previene la concentración de voces a nivel
nacional.
En el marco de la redefinición periódica de las reglas de la propiedad
de los medios, la Federal Communications Commission (FCC) relanzó en
diciembre pasado el proyecto formulado por Bush y habilitó un período de
45 días de consultas con las partes interesadas. Es por ello que The
Seattle Times comenzó el lunes un crítico editorial con la sentencia:
«Reciclar una mala idea no la mejora».
Cumplido el plazo de consultas, organizaciones sociales norteamericanas
encendieron la luz de alarma ante lo que ven como la decisión inminente
de Obama que favorecerá la consolidación de monopolios de prensa.
Bajo el título «¿Promesas rotas?», la organización Free Press, una de
las más activas de EE.UU. en defensa de la diversidad informativa,
recordó esta semana que Obama se había opuesto en 2008, cuando era
senador por Illinois, a la iniciativa de la FCC de terminar con la
prohibición de la «propiedad cruzada». Entonces, Obama aseguró: «Debemos
asegurarnos un mercado de medios abierto que represente diversas voces a
lo largo del país. Las reglas que promueven el interés público y la
diversidad en la propiedad de los medios son demasiado importantes para
la FCC como para que acepte una agenda de intereses poderosos de
Washington contra los que he luchado».
Free Press, que además le reprocha al presidente demócrata haber
autorizado el acuerdo entre la mayor operadora de cable, Comcast, y la
cadena televisiva NBC Universal, alerta ahora que «no podemos dejar que
se aprueben normas de la FCC de Obama que allanarán el camino a los
monopolios». En la visión de esta organización, ante una crisis como la
actual, la consolidación de más multimedios terminará de ahogar a
diarios y canales de TV locales que viven dificultades financieras.
En los últimos años se registraron excepciones a la que había sido una
estricta normativa anticoncentración en EE.UU. Por caso, el grupo del
australiano Rupert Murdoch, propietario de los diarios neoyorquinos The
Wall Street Journal y The New York Post, accedió a dos licencias
audiovisuales en su misma área de influencia, y Los Angeles Times logró
lo propio, aunque la dimensión de los conglomerados formados en EE.UU.
está lejos de la alcanzada por ciertos multimedios en otros países del
continente.
Desde 2007, antes de la asunción de Obama, la FCC viene tratando de
imponer nuevas reglas de juego en los 20 mayores mercados
norteamericanos. La iniciativa por parte de un Gobierno republicano
propenso a fomentar holdings concentrados contó con el apoyo de gigantes
de las industrias televisiva y gráfica como CBS, Cox y Gannett (USA
Today). La Asociación Nacional de Periódicos, que agrupa a los
principales diarios, también mostró entusiasmo. El fundamento, expresado
por el académico John Lavine, de la Northwestern University, es que los
cambios tecnológicos tornaron obsoleta la prohibición: «Internet y el
cable cambiaron la dinámica en la que se recibe la información», por lo
que no hay riesgo, a su juicio, del manejo de la agenda por parte de
pocos emisores.
Por el contrario, medios menos poderosos, legisladores demócratas (como
fue el caso de Obama) y organizaciones como Media Access Project,
Prometheus Radio Project y Free Press plantaron batalla no bien Bush
trató de avanzar con el cambio.
El 7 de julio pasado, los activistas contra la concentración mediática
celebraron una victoria cuando la Corte Federal de Apelaciones del
Tercer Distrito (comprende Delaware, Nueva Jersey y parte de
Pensilvania) ordenó frenar el cambio de las reglas que se proponía
llevar a cabo la FCC y dispuso reabrir la discusión.
A esa altura, la decepción con Obama de parte de los reclamantes ya era
explícita. La FCC está compuesta por cinco comisionados. Su presidente
es electo por la Casa Blanca con acuerdo del Senado, y no puede haber
más de tres miembros del cuerpo pertenecientes a un mismo partido. La
ira contra el demócrata surgió cuando el actual titular del organismo,
el demócrata Julius Genachowski, defendió ante el tribunal el proyecto
de modificación que había impulsado Bush, con lo que quedó demostrado
que el Obama-presidente desobedecía al Obama-candidato.