La caída en las ventas ya no encuentra comparación con 2001 ni la pandemia. Mientras Milei y Caputo venden recuperación económica y dicen que lo peor ya pasó, la baja del gasto es la más importante del año y 4 puntos más fuerte que la de junio. La caída -aún con los precios clavados en 4 por ciento- es demoledora en los híper y comercios barriales, y se siente más en el Interior. En la primera semana de agosto, el desplome de ventas superó el 21 por ciento. Por Leandro Renou. Un dato demoledor de la economía apareció en la escena justo cuando el Gobierno de Javier Milei empezaba a vender una recuperación de la actividad: el consumo masivo marcó en julio la caída más importante de la historia, ya superando comparaciones con los tres hechos históricos de menor demanda de los hogares: los comercios de todo tipo y color hoy venden menos que en la crisis del 2001, la pandemia y lo peor de la crisis del Gobierno de Mauricio Macri, y no hay hitos recesivos parecidos.
Esto ocurre aún con un intento desesperado de apalancamiento de compras
con descuentos con tarjetas, billeteras virtuales y promos de los
super, que combinadas otorgan rebajas superiores al 30 por ciento. El
diagnóstico que hacen en los comercios es que, además de la caída del
salario y las jubilaciones, no se siente la desinflación en el bolsillo
de los consumidores porque los aumentos sin control en precios regulados
(tarifas, naftas, prepagas, colegios, peajes, etc) arrasaron con el
poder adquisitivo de los sectores medio, medio bajo y bajo, que
sostienen casi el 80 por ciento de la demanda de productos de la canasta
básica. En paralelo, la devaluación de diciembre que produjeron el
tándem Milei y el ministro de Economía, Luis Caputo, dejó a los precios
de los alimentos, bebidas y limpieza en niveles muy elevados, cuando no
eran ya en ese entonces valores que estuvieran atrasados. Según cifras
de la consultora Scentia a las que accedió Página I12, en julio el
consumo en hipermercados, comercios barriales y pymes se desplomó 16,1
por ciento interanual, 4 puntos más de caída que en junio (12,4). Y la
crisis parece estar lejos del "lo peor ya pasó" que esgrimió el
presidente, horas atrás, en la reunión con empresarios del Consejo de
las Américas. Este diario accedió a un adelanto de números del sector,
que muestran que en la primera semana de agosto el consumo en comercios
cayó más de 21 puntos. De esa malaria se salvó sólo una de las cadenas
del top 3, que salió con promociones muy agresivas y atenuó la caída.
Aún así, sumada la menor caída de esa cadena, el consumo cayó al menos
20 puntos.
"Es una catástrofe nunca vista", resumió un empresario
importante del interior del país ante la consulta de este diario. Es la
primera vez, además, que según la medición de Scentia -que reporta
tickets en todo el país en el 100 por ciento de los híper y 17500
autoservicios- hay siete meses de caída consecutiva del consumo masivo
en niveles tan elevados, cuando además se venía de 7 meses de
crecimiento consecutivo: en enero de este año, el consumo cayó 3,5; 4 en
febrero; 7,4 en marzo; 13,7 en abril, 9,9 en mayo; 12,4 en junio y 16,1
en julio. Acmula una baja del 9,4 en el año. Por citar sólo un ejemplo
comparativo, en el peor mes de la era Macri, julio del 2016, la caída
internual del consumo fue de 4,5 por ciento y era entonces una cifra que
encendió alarmas. No casualmente, la razón de aquel desplome fue la
misma que hoy: la liberación total de los precios regulados y las
tarifas, que aplastaron a los sectores medios. Con Milei se suma la idea
de generar una depresión económica brutal para intentar llegar a la
inflación cero. Vale aclarar que, además, lo que queda de aquí a fin de
año será peor porque ya se compara con datos buenos de consumo del año
pasado.
Nadie compra nada
El 16 por ciento de caída del consumo
de julio se compone casi en partes iguales por derrumbes en el cadenas
de supermercados y autoservicios independientes, que bajaron en sus
ventas un 16,6 y un 15,5, respectivamente. Sin embargo, el interior está
sufriendo mucho más las bajas ventas.
En las provincias, los
hipermercados cayeron 17,1 por ciento, por sobre la media general.
Mientras que en autoservicios del interior la caída fue de 24,6 por
ciento. Según explican los comercios, esto se debe a la crisis que
generó Milei pero, también, al atraso cambiario, que hizo caer toda la
demanda de países limítrofes en locales de frontera. Aunque parezca
mentira, esas ventas pesaban mucho sobre los totales. "Ya no vienen a
comprar acá", apuntan en el interior.
Otro dato de alto impacto del
consumo en julio es que no hubo crecimiento de ventas en ningún rubro en
ningún canal: el 16,1 de caída general se compone de una baja del 9,6
por ciento en Alimentación, del 12,6 en Desayuno y Merienda; y del 20,9
en Higiene y Cosmética. Las mayores caídas fueron, sin embargo, en dos
rubros que antaño impulsaban el consumo: Bebidas con Alcohol cayó 25,2,
sin Alcohol 23,7; mientras que Impulsivos (las golosinas, pilas y
bebidas que ponen cerca de las cajas de pago), se derrumbó 25,5 por
ciento, mismo porcentaje que había crecido en toda la última parte del
año 2023.
Las promociones no mueven la aguja
En este escenario, y
con stocks acumulados al borde de vencer (las fechas de la mayoría de
los productos pasaron de 6 a 2 meses de quedar en desuso), las empresas
de alimentos empezaron con promociones y los supermercados generaron
crédito junto a bancos y billeteras virtuales.
Aún así, el consumo
no reacciona y se ve en las cifras: en los grandes hipermercados, que
con MODO y Mercado Pago están ofreciendo 20 por ciento de descuento sin
tope, montado a las promos que ya hay en los propios locales, las ventas
de Alimentos caen casi un punto más que el índice general. Igual que
los Impulsivos, que caen casi 27 puntos.
En los autoservicios, en
tanto, no hay acceso a promociones y reina una caída en las ventas de 15
por ciento, mezclada con escenas de miseria extrema. Este diario
publicó en su edición del domingo que en el Conurbano, la Federación de
Almaceneros empezó a reportar tickets de 6000 o 7000 pesos pagados con
tarjeta de crédito. El asunto es que los datos de agosto no muestran
nada mejor en el horizonte: el 21 por ciento de caída en el gasto de la
primera semana del mes -que además coincide con una deflación de -0,1
por ciento en Alimentos medida por la consultora LCG- no sólo impacta en
bienes de la canasta, sino que las ventas de textiles, electro y bazar
en los híper llegan a caer hasta 50 por ciento, aún con 12 cuotas sin
interés. "El temor a consumir es notable, no hay estímulo ni certeza",
se lamentan los supermercadistas.