Insurgentes, organizados y en la calle, blancos del ajuste y protagonistas de la protesta. Jubilados en lucha, un nuevo sujeto social. Cómo se organizan y enfrentan la creciente violencia represiva. Sus historias de vida y militancia, el pedido de reclamos colectivos y una convicción: "A los viejos no nos van a callar". Por Karina Micheletto. "¡Todos somos jubilados, es solo cuestión de tiempo!", "¡Defendemos lo nuestro que es también lo de ustedes!", "¡Luche, luche como un jubilado!". Jorge Martínez avanza por Avenida Callao con la columna del centro de jubilados "Pasala lindo", de Flores Sur. Trae un cartel hecho a mano como sus compañeros: "Los jubilados no se callan".
No necesita megáfono para esparcir con su vozarrón consignas que van
prendiendo. La gente les abre paso y les grita palabras de aliento, se
escucha un "¡Gracias!", ¡Gracias, viejos!". También los aplauden a su
paso y el momento se vuelve conmovedor: es lo que ocurre cuando llegan
las Madres. La escena es una de las tantas registradas en la marcha que
fue a reclamar contra el veto y sus promotores en el Congreso. Ilustra
el surgimiento de un nuevo sujeto social, que se viene gestando desde
antes de la pandemia, pero que hoy irrumpe visible en la escena pública
ante el atropello. Los adultos mayores organizados y en lucha, muchos
de ellos con experiencias de organización sindical o social a lo largo
de su vida, son los protagonistas de la resistencia activa al ajuste de
Milei. Los que hoy, literalmente, están poniendo el cuerpo en la calle y
sufren un despliegue represivo cada vez más violento. "Hasta que dios
me de fuerzas voy a estar peleando y me voy a seguir juntando con otros
que también peleen. Si la gente se juntara, otro sería el cantar", dice
Jorge, cuyo centro de jubilados integra la Federación Fuerza y Voluntad
Transformadora. "Somos gente que va a marchar porque es nuestro derecho,
y es lo que vamos a seguir haciendo. Hasta donde sabemos, sigue
habiendo una Constitución. Acá no corresponden protocolos, ni milicos,
ni hidrantes, ni tortugas ninja golpeando ancianos", razona Nora
Biaggio, desde el Plenario de Trabajadores Jubilados. "Venimos de
militancia de años, a nosotros no nos van a correr estos pibes, les
sabemos los truquitos", dice Ruben Cocurullio, uno de los fundadores de
Jubilados Insurgentes, relatando cómo lograron quebrar la fila de
uniformados que les impedía dar la vuelta al Congreso. "Aprendimos a
movernos cuidándonos y cuidando a los compañeros, ahora con la
conciencia de que nuestro físico no da. Como me dice mi hija: mamá,
entendé que tu cuerpo tiene 70 años de uso", cuenta Liliana Kunis, que
desde La Matanza también integra el Plenario de Trabajadores Jubilados.
Todos coinciden en que esta violencia represiva es la mayor que han
vivido en democracia. Han visto escenas que no hubieran imaginado en sus
años previos de militancia, fuerzas policiales cargando contra personas
de bastón, los diarios relatándolo como "incidentes". Algunos sufrieron
en carne propia el famoso nuevo gas de la policía de Bullrich. "Me
entró por la garganta y estuve como tres días casi sin poder hablar, el
primer día sin tomar líquido porque con el agua es peor", relata
Liliana. "No es que quieran disuadir, están decididos a lastimar a la
gente, los ves que van directo a eso", concluye.
La hora de la acción
"Peronista
de Perón", exdirigente sindical de La Bancaria, en el caso de Jorge.
Desde agrupaciones referenciadas en la Coordinadora Sindical Clasista,
la organización sindical del Partido Obrero, en el caso de Nora y
Liliana (de William Morris y Matanza, respectivamente). Autodefinido
"medio anarco, si me mirás con un solo ojo", decidido a cambiar "el
sistema martirizador y explotador capitalista", según Ruben. Pero
también los que no han tenido militancia previa y hasta se declaran
"apolíticos en lo partidario", pero sin embargo sienten "que es hora de
actuar porque este loco (por Milei) nos prefiere muertos, somos su
gasto", como María Elena, que comenzó a reunirse en la asamblea barrial
de Villa Urquiza y en estos últimos meses se conectó con la federación
de jubilados. Con distintos orígenes y experiencias de vida y
militancia, hoy todos se sienten llamados a ocupar las calles por la
urgencia de la hora. Retomar las movilizaciones de los miércoles frente
al Congreso, que se replican en distintos puntos del país, reivindicar
la figura de Norma Plá, fue una consecuencia natural del proceso que
vienen gestando los jubilados organizados. Se los ve también en
diferentes marchas, con sus banderas y columnas. "Uno no pelea solo por
lo de uno, acá estamos jodidos nosotros, los trabajadores activos, los
estudiantes, todos tenemos que estar marchando. Eso es lo que hay que
entender", pide María Elena. Pero su presencia activa en las calles no
adquiere solo la forma de movilización. Los sábados por la mañana, en la
esquina de Emilio Mitre y Asamblea, de Parque Chacabuco, Jorge y sus
compañeros juntan firmas contra el veto a los jubilados; los suele
visitar algún referente del peronismo porteño (el sábado estuvo el
senador Mariano Recalde). Ya juntaron 300 mil; van por el millón. Se
enteraron de que el vocero Manuel Adorni vive allí mismo y organizaron
un escrache. "Pacífico, por supuesto. Los vecinos del caradura este nos
aplaudían. Y nos pasaron el dato de que no paga las expensas así que se
lo gritamos: "¡Sinvergüenza, nos sacás 17 mil pesos a nosotros y no
pagás las expensas!" Se reían desde los balcones y nos decían: ¡es
verdad, es verdad!", relata Jorge.
Junta de firmas en Parque
Chacabuco. En su centro de jubilados motorizan también un comedor, de
lunes a viernes dan de comer a 35 jubilados. La sobremesa se extiende en
juegos de cartas, ajedrez y charlas "de política y de la vida". "Hay
que activar, hay que activar, no podés permitirte quedarte solo en tu
casa mirando las boludeces de la televisión, que es lo que quieren", los
arenga Jorge.
El próximo 20 de septiembre, Día del Jubilado, Nora y
Liliana estarán en Plaza de Mayo en un cabildo abierto, con
organizaciones sociales y sindicales. Ruben, por su parte, organiza
actividades desde la biblioteca José Ingenieros, de Villa Crespo, las
lleva a sedes del Pami o de Anses, lograron la entrega de medicamentos
oncológicos a compañeros a los que se los habían quitado.
La organización vence a Bullrich
"Ahora
cuando volvés a tu casa, qué le decís a tu mamá, o a tu abuelo? ¿Hoy
los cagué a palos a los viejos como ustedes? O si tu hijo te pregunta,
mamá, qué hiciste en el trabajo, ¿vos qué le decís, le pegué a unos
viejos en la calle? ¿Esa es la enseñanza que les das?" Ruben cuenta lo
que les dice a los policías mientras están formados en fila para
impedirles el paso en las marchas. "Me sale de adentro porque no lo
puedo entender. Algunos se bajan el protector para los ojos, otros se
levantan el cuello ese que tienen y se tapan la cara, otros se dan
vuelta. Cómo puede ser, esas chicas jóvenes que vienen adiestradas a
cagarnos a palos, tengo hijas de 40 años y un nieto de 21, yo los veo y
me imagino a mis nietos pegándome", lamenta a sus 76 años. "Hemos
aprendido a movernos. El otro día, cuando salió el dictamen y avanzaban
los hidrantes, dijimos: nos vamos, porque viene la cacería. Y así fue.
Hemos sido muy gaseados en miércoles anteriores, pero también nos
protegemos y tratamos de evitar el daño físico. Sabemos que un mal golpe
nos mata, no vamos a exponernos. Pero no nos van a callar la boca,
porque el plan del gobierno es una jubilación asistencial, todos ganando
un bonito y luego la jubilación privada para el que la pueda pagar,
¡mirá lo que pasó en Santa Fe!", advierte Nora. "Mi papá, que también
era militante bancario, me llevaba a las marchas cuando yo tenía diez
años. Ahora resulta que no podés llevar a tus hijos porque te los
gasean, y encima la culpa es tuya. ¡No señor! Vos les estás enseñando a
defender sus derechos, les estás enseñando ciudadanía llevándolos a
marchar!", se enoja Jorge. "Mis hijos me dicen: cuidado papá, no te
expongas, me van monitoreando, me piden que les mande fotos para saber
que estoy bien. Yo trato de cuidarme y de cuidar. Pero a mí no me van a
callar. Tengo un dicho: No te quejés si no te quejás. Salí y pedí lo que
te corresponde. No conseguirás todo, no importa, pero la cosa es
pelearlo".
La militancia no se jubila
"Esta generacion de
jubilados es muy aguerrida, porque todos somos de la época del
cordobazo", analiza Nora. Tiene 72 años y milita en el PO desde los 16. Y
aunque la "conocida" de la familia es su hija, la exdiputada Romina del
Plá, Nora hoy se ha transformado en una referente de la lucha de los
jubilados.
"La gota que hoy rebalsa el vaso son los millones de
jubilados que fueron a la farmacia y no saben cómo van a comer, porque
tuvieron que pagar lo que antes era gratis, con los 305 mil pesos que
cobran con el bono. Este tipo (por Milei) se cree con el derecho de
tomar el dinero del Pami, que está sostenido por los jubilados y los
trabajadores, para cobrarnos medicamentos y hacer negociados con las
farmacéuticas. Ahora tuvieron que vetar una ley que era para cumplir la
ley: si tiene que vivir del robo a los jubilados, su economía es de
hundimiento, su base económica es inviable", analiza Nora.
Nora
Biaggio, referente de la lucha de los jubilados. "Hemos recorrido un
largo camino", concluye Liliana repasando el modo en que comenzó a
militar, a los 18 años y peleando por un semáforo frente al profesorado
de jardín de infantes, luego de que atropellaran a una compañera. "Por
eso les cuesta tanto sacarnos de la calle, porque los jubilados de hoy
somos los jóvenes de los 70. Y hoy tenemos un gobierno, entre comillas,
democrático, porque cuando éramos jóvenes peleamos contra la dictadura. Y
seguimos peleando por lo mismo, por un mundo mejor".