Los campos cotizan de 20 a 30 mil dólares la hectárea, sólo accesibles a inversores de afuera del sector, según el INTA
Los precios de las tierras productivas en el país "se han más que
duplicado en los últimos diez años", advirtió el INTA Pergamino, y
añadió que esa suba "se ha convertido en un indicador, que califica a
estas inversiones como las más atractivas para inversores locales e
internacionales".
El análisis cita "algunas fuentes ligadas a operaciones inmobiliarias
que negocian campos", según las cuales "los precios alcanzaron valores
inusitados para los propios agricultores, y para los inversores más
opulentos".
Agrega el organismo que "la tendencia a valorizar las tierras agrícolas
no es sólo patrimonio de la Argentina, se produce en Estados Unidos,
Brasil, Paraguay y Uruguay y en mayor o menor medida en todos los
países".
El análisis del Area de Estudios Económicos y Sociales de la Estación
Experimental Pergamino del INTA advierte, además, que las operaciones
comerciales con esas tierras "están fuera de financiamiento bancario
oficial o privado".
"Es un mercado con inversores de fuera del sector agrícola y, en muchos
casos, de firmas y/o capitales extranjeros", evaluó el informe, si bien
la participación de este último fue limitado en la reciente ley de
Protección al Dominio Nacional sobre la Propiedad, Posesión o Tenencia
de las Tierras Rurales.
Justificaciones
El INTA atribuye el fenómeno a la "combinación de tasas de interés
bajas, fuerte liquidez y precios de materias primas altos", que
justifican la "fuerte alza" en el valor de la tierra.
El organismo pone como ejemplo las ventas recientes en el este de
Nebraska, EE.UU., que alcanzaron a 12 mil dólares por acre (0,4
hectáreas), "un nuevo récord para ese Estado".
"Los precios tan elevados de la tierra reavivaron los temores a una
`burbuja`, que podría arruinar las finanzas de los productores ante una
desavenencia económica", adviertió el informe.
En el Estado brasileño de San Pablo, en tanto, las mejores tierras están
ocupadas con caña de azúcar, rodeadas de ingenios en la pujante
industria del etanol.
Los precios exceden allí los 25 mil dólares la hectárea y puede haber operaciones no declaradas por mayores valores.
Sin embargo, "para todos los países, el interrogante es si esta
valorización de las tierras excede a la capacidad productiva y/o al
retorno capaz de generar con esta inversión", alertaron.
"Un análisis muy simple muestra que tierras de 20 mil dólares la
hectárea, que pueden producir cereales y/o oleaginosas a rindes y
precios competitivos, no logran retornos superiores a un 4% al capital
anual", puntualiza el análisis.
No obstante, el informe agregó que "los demandantes son mayores que los
oferentes y el precio (de la tierra) en el mercado sube".
El problema, de acuerdo con el INTA Pergamino, es que "desde el punto de
vista productivo la tierra tiene restricciones para rendir según el
nivel de la inversión inicial".
Según cálculos de Brent Gloy, de la Universidad Purdue (Indiana, Estados
Unidos) "para ganar suficiente dinero por la tierra, como para
justificar sus valores actuales", se requieren niveles cada vez más
altos de los bienes agrícolas, por ejemplo, que el maíz llegue a 5
dólares por bushel, un nivel históricamente alto.
En resumen, el INTA Pergamino sostuvo que "la inversión en tierras
agrícolas es una modalidad creciente en el mundo, donde hay fuertes
capitales que buscan tierras, en muchos casos más allá de su potencial
productivo".
Para el informe, "la especulación y los temores inflacionarios en moneda
corriente o en dólar hacen atractivas estas inversiones con el
argumento incontestable de una preservación del valor".
"La inseguridad y la falta de oportunidades de inversiones productivas
en diversas partes del mundo concluyen valorizando a las tierras como
bienes potencialmente productivos, pero cada vez más como preservación
de valor", concluyó el informe del INTA.