Los operativos se multiplican en medio de la emergencia habitacional. El epicentro es CABA, sobre todo en barrios del sur como La Boca, donde el viernes realizaron una marcha exigiendo respuestas oficiales. El drama de miles de familias que no pueden seguir alquilando. Por: Gabriela Figueroa. No alcanza para alquilar y cada vez hay menos propietarios. Según la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) elaborada por el INDEC, en el primer semestre de 2024 la tasa de propietarios bajó un 0,7%, respecto del último semestre 2023: 71.095 hogares dejaron de vivir en casa propia.a.
Pero no solo eso, sino que hubo 50.782 hogares que dejaron de ser
inquilinos y pasaron a vivir en condiciones de informalidad, ocupando
espacios, por ejemplo en villas o tomas de tierra. Detrás de los números
hay historias y angustias ante la situación más crítica de la
emergencia: los desalojos. Y no paran de crecer. La Ciudad de Buenos
Aires es el epicentro. El impacto de la recesión económica se conjuga
con otros procesos como el de gentrificación: el desplazamiento y
expulsión de vecinas y vecinos de sus propios barrios, remplazados por
otros de mayor poder adquisitivo y desarrollos que elevan el precio del
costo de vida. La creciente oleada de desalojos es una expresión más de
este proceso: hasta julio en CABA habían iniciado 1200 juicios de
desalojos por vencimiento de contrato, falta de pago, intrusión o
comodato. La tendencia se profundizó estos tres meses, mientras surgen
otros fenómenos sociales como el regreso a la casa de los padres de
treinteañeros y juventudes (ex) independizadas. Según la Encuesta
Nacional Inquilina de septiembre “las condiciones laborales de los
menores de 25 años y las exigencias del mercado inmobiliario –recibos de
sueldo que tripliquen el alquiler, antigüedad laboral– es la primera
barrera de acceso al alquiler de vivienda”.
En este contexto, vecinas
y vecinos resisten los embates de las políticas de expulsión y reclaman
que «el progreso» de sus barrios no sea sin ellos. Es el caso de La
Boca, donde el viernes organizaciones sociales, estudiantiles y
vecinales se unieron en una marcha para reclamar por el cumplimiento de
las políticas de recuperación que, por ley 2240, el gobierno porteño
debe implementar. Hasta representantes de la iglesia firmaron parte del
reclamo.
La calle de las cantinas
Un relevamiento realizado por la
organización La Boca Resiste y Propone expresa que solo en ese barrio
existen 280 juicios por desalojos, tanto de viviendas colectivas como
familiares. Incluso la histórica feria de artesanos ubicada en Vuelta de
Rocha, que cuenta con autorización y funciona desde hace 40 años, fue
desalojada y emplazada a 200 metros del sitio histórico. Tamara Monjes
tiene 38 años y enfrenta un desalojo por segunda vez en su vida. Siempre
vivió en La Boca. La primera ocasión en la calle, hace casi 20 años,
fue en el estallido social posterior al 2001. Pero ahora, además, si la
sacan de la vivienda colectiva en la que reside desde hace más de 18
años también quedarán sin hogar sus seis hijos, su suegra, su compañero y
otras 20 familias. “Estuvimos alquilándole a una persona del barrio
todos estos años, después de la pandemia falleció y nos enteramos que él
no era el dueño. Después nos llegó un mandamiento de inicio de juicio
de desalojo por parte de los herederos del supuesto dueño. En la vida
los vi”, relat