En ese país, las importaciones de alimentos y bebidas se duplicaron en
los últimos seis meses y pasaron de U$S 122 millones en junio de 2024 a
U$S 242 millones en diciembre último. Allí se engloban productos básicos
para la mesa de todos los días, como zanahorias, tomates, limones, vino
y hasta la tradicional yerba con que se prepara el mate, la infusión
criolla por excelencia. La situación fue expuesta crudamente en un
informe elaborado por el Instituto para el Desarrollo Agroindustrial
Argentino (IDAA), un think tank que auspicia Julián Domínguez,
exministro de Agricultura. Allí reportaron que el crecimiento interanual
de las importaciones, que venía siendo del 61% a mediados de año, se
aceleró a 82% a fines de 2024. El análisis incluye los alimentos y
bebidas para la industria y para el hogar, tanto básicos como
elaborados. Se excluye la importación temporal de soja, que es procesada
y re-exportada como subproductos con valor agregado. El IDAA consigna
que en algunos casos los volúmenes ingresados se multiplicaron por 70
(ver cuadro). «Resulta impactante el aumento a cuatro dígitos de las
importaciones de productos representativos de las economías regionales
argentinas como el tomate, la cebolla o las zanahorias. Es importante
destacar que dichos productos, al igual que los limones, provienen
masivamente de países limítrofes», señala. Según el trabajo, «son las
condiciones macroeconómicas y la política desregulatoria en materia de
comercio exterior las que explican este comportamiento del mercado. Todo
indica que de cara a un año electoral, los lineamientos se
profundizarán», en alusión al dólar barato que impulsa el gobierno. Eso
hace que, por el tipo de cambio artificialmente retrasado, los productos
del exterior compitan con los locales. «En ese contexto es altamente
probable que la tendencia observada se incremente durante 2025 en lo que
hace a la importación de alimentos», pronostica el trabajo, para luego
agregar que «serán los sectores productivos los más afectados por la
apertura importadora, dado que los precios dejarán de estar relacionados
a los costos de producción para pasar a arbitrarse por la paridad de
importación».
Más leña al fuego , A esa tendencia contribuirá el
decreto 35/25 oficializado esta semana, que desregula el ingreso de
alimentos: para los que vengan de países «de alta vigilancia» se
eliminarán los registros y autorizaciones de muestras, productos y
establecimientos, dando por válido el control que ejerzan las
autoridades del lugar de origen. «Buscamos alimentos más baratos para
los argentinos», proclamó el ministro de Desregulación y Transformación,
Federico Sturzenegger, en uno de sus cotidianos tuits donde da muestras
de cómo su gestión le mejora la vida a la gente.