El cartel y el impedimento de que los trabajadores ingresen a la planta
rebalsaron la paciencia de las mil personas que se desempeñan allí y
que desde el año pasado padecen una serie de ajustes y recortes producto
de la crisis. El epicentro del reclamo fue el centro de Concepción del
Uruguay, ciudad donde se encuentra la planta “La China” de la principal
avícola del país. Los trabajadores se concentraron para reclamar
salarios adeudados y la conservación de la fuente laboral. y la
solidaridad no se hizo esperar. Es que en esa ciudad prácticamente no
hay familia que no tenga a uno de sus integrantes trabajando allí.
Entonces, en cuestión de horas fueron miles las personas que llenaron
las calles y veredas, desde la tarde hasta el anochecer. Partieron desde
9 de Julio y Los Constituyentes hasta llegar a la plaza General
Francisco Ramírez. Recorrieron todo el perímetro con banderas y
pancartas.
El cierre de Granja Tres Arroyos
La firma entró en
crisis cuando el gobierno de Javier Milei cerró el mercado chino para la
exportación. Eso y otras medidas elevaron los costos de producción y
laborales. Granja Tres Arroyos es la firma avícola más grande de la
Argentina, opera ocho plantas de producción y faena alrededor de 700 mil
animales por día, con una facturación anual estimada en 1,3 millones de
dólares. El Sindicato de Trabajadores de Industrias de la Alimentación
(STIA) denunció que Granja Tres Arroyos está desviando la producción a
otras plantas en Gualeguay y Buenos Aires. Aducen que la maniobra es un
intento de reducir el plantel laboral o recortar salarios. "Con esto, la
empresa rompió la conciliación obligatoria que cerraba el lunes. En vez
de haber una propuesta, cierra la empresa", advirtió Miguel Klenner,
secretario general de STIA. El dirigente pidió la intervención del
intendente José Eduardo Lauritto en el conflicto, le envió un mensaje
similar al gobernador Rogelio Frigerio e instó a los dueños de la
empresa “a que “recapaciten”. Granja Tres Arroyos evidenció su grave
crisis a finales del año pasado, cuando eliminó adicionales salariales
que los empleados percibían desde hacía años y que representan una
reducción de entre el 11 y el 20 por ciento de sus ingresos. Presionó
para que se aceptaran recortes salariales y se firmaran convenios
preventivos de crisis que implicaban la renuncia a derechos adquiridos. Y
a pesar de las presiones del gremio, amenazó con despedir a 400
empleados. En un principio tuvo el aval del gobierno nacional, pero la
resistencia sindical frenó inicialmente los despidos.
Este año envió
80 telegramas de despido a principios de este año y frente a la
resistencia de los operarios el Ministerio de Trabajo dictó conciliación
obligatoria.
En ese nuevo escenario, la empresa debía reincorporar a
los despedidos y regularizar los pagos salariales. Pero hubo una
prórroga hasta el 24 de febrero y la empresa decidió paralizar las
actividades. La respuesta fue la masiva marcha de ayer. La avícola
afirma que atraviesa una severa crisis financiera que la llevó a
presentar un Procedimiento Preventivo de Crisis (PPC) ante la Secretaría
de Trabajo en diciembre pasado. Buscaba despedir a 700 empleados o
reducir salarios eliminando adicionales.