No mencionó a los jubilados, la educación, la salud o la ciencia.
Tampoco reivindicó la soberanía de las Islas Malvinas, ni se refirió a
las víctimas del atentado a la AMIA. "Si este Congreso eligiera no
acompañar de forma mayoritaria al Gobierno nacional, sepan que eso no
detendrá el proceso de cambio. Lo vamos a hacer librando la batalla que
haya que librar en todos los frentes. Y nunca, pero nunca nos
rendiremos", advirtió Milei ya sobre el final. Pocos minutos después,
darían una muestra de esto: el asesor Santiago Caputo, agredió en los
pasillos del Congreso al diputado radical, Facundo Manes. Apenas 30
segundos tardó Milei en pronunciar la palabra "casta". Fue el recurso
que más utilizó a lo largo de toda su diatriba, gastando su trillado
repertorio de agresiones contra "la casta política", "los gerentes de la
pobreza", "los piqueteros delincuentes" y "los empresarios
prebendarios". Durante los primeros minutos, el Presidente se dedicó a
elogiar las acciones llevadas adelante durante los 14 meses de su
gestión. La inflación, la brecha cambiaria, los despidos en el Estado,
la motosierra y un dato engañoso de recuperación económica. "Desde abril
que la economia no para de crecer y ustedes keinesianos no pueden parar
de llorar. Fue en V (la recuperación) aunque les duela a los del Frente
para la Victoria o como sea que se llamen ahora", dijo, señalando el
sector vacío donde se suelen ubicar los legisladores de Unión por la
Patria. Uno de los momentos más fuertes del discurso fue cuando se
refirió la inseguridad, anticipando que el Gobierno usará las muertes y
las víctimas como parte de la campaña electoral y a Kicillof como
contrincante: "Si quiere resolver el problema tiene dos alternativas:
abandonar esa visión abolicionista y castigar a los criminales, o
correrse del camino y dejarnos resolver el problema a nosotros", lanzó
Milei pero esta vez, evitó la palabra "intervenir", que había utilizado
en su tuit del viernes. Ante la escucha inmutable de la Corte Suprema,
Milei lanzó críticas a la Justicia y aseguró que "no va a funcionar
correctamente hasta que la política se decida a dejar de politizar los
nombramientos de los jueces, fiscales y defensores públicos". Adelantó
que van a enviar los pliegos de todos los cargos vacantes de la Justicia
Federal, incluidos el procurador general, el defensor general, el
defensor del pueblo, todos los juzgados federales, todas las fiscalías y
todos los defensores públicos que hoy faltan designar. Entre la serie
de reformas que pidió llevar adelante este año, se destacó una reforma
penal radical, que no sólo incluye modificar el régimen penal juvenil.
"Necesitamos bajar la edad de imputabilidad y no sólo eso, necesitamos
agravar todas las penas del código penal. Sí, todas las penas del código
penal", sentenció sin dar más detalles. Además, Milei anticipó "una
reforma impositiva estructural" en la que sólo quedarían en pie seis
impuestos. También exigió una reforma migratoria para "cambiar las
condiciones de deportación para los extranjeros qué delinquen". En
materia de politica exterior defendió el alineamiento incondicional con
Donald Trump y hasta mencionó a Elon Musk, a quien le hizo de asistente
para alcanzarle una motosierra. Volvió a promocionar un acuerdo de libre
comercio con Estados Unidos y adelantó que estaría dispuesto a
abandonar el Mercosur.Ayer mismo, el fiscal Eduardo Taiano le había
pedido al titular de la comisión de Comunicaciones e Informática, Pablo
Carro, que le remita la versión taquigráfica de la reunión en la que
media docena de expertos habían dejado en evidencia la fragilidad del
relato oficial sobre el supuesto desconocimiento del Presidente de los
pormenores del proyecto que terminó con unos 100 millones de dólares en
manos de los estafadores. Entre las omisiones del discurso libertario se
destacaron la pérdida de poder adquisitivo de las jubilaciones, la
reducción de los medicamentos gratuitos, el aumento de la medicina
prepaga o el desfinanciamiento de la educación, la ciencia y la salud.
Tampoco apareció la falta de tratamiento en el Congreso del Presupuesto
Nacional o el reclamo por la soberanía de las Islas Malvinas, que se
repite históricamente en los discursos presidenciales, al igual que el
reclamo de Justicia por las víctimas del atentado a la AMIA.
Bancas vacías y palcos colmados
La
ausencia de la principal bancada opositora, Unión por la Patria, con 98
diputados y 34 senadores, dejó un agujero imposible de disimular.
Tampoco estuvieron algunos de los legisladores de Democracia para
Siempre y los del Frente de Izquierda, que dejaron carteles en sus
bancas. "Basta Milei. Estafador, hambreador, represor", decía una de las
pancartas. Otra, "Milei estafa y discrimina", en referencia a la
resolución publicada en el Boletín Oficial que calificaba de "idiotas",
"imbéciles" y "débiles mentales" a las personas con discapacidad.
Gracias a los aliados del PRO, la UCR "con peluca" y los bloques
dialoguistas de la Coalición Cívica, Encuentro Federal e Innovación
Federal completaron casi la mitad de la Asamblea Legislativa.
La Casa
Rosada se quedó con las ganas de mostrar la foto de la Corte Suprema
completa como había prometido. En la primera fila, a la derecha del
Presidente se sentaron Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz, Ricardo
Lorenzetti y, el designado por decreto, Manuel García Mansilla. No se lo
vio al juez federal Ariel Lijo, que fue designado por Mliei pero
todavía no llego a jurar en el cargo.
La representación de los
gobernadores fue pobre. Apenas 6 de los 24 llegaron hasta el Palacio
Legislativo: los radicales Maximiliano Pullaro (Santa Fe) y Leandro
Zdero (Chaco), el peronista Martín Llaryora (Córdoba), del PRO Jorge
Macri (CABA) y Ignacio Torres (Chubut) y Claudio Poggi (San Luis).
También estuvo presente el padre Javier Olivera Ravasi, defensor de
genocidas y artífice de la visita de un grupo de diputados libertarios a
Alfredo Astiz y otros represores en la cárcel de Ezeiza.
La
vicepresidenta, Victoria Villarruel, escuchó todo el discurso en
silencio. No hubo imágenes del saludo al ingresar. La transmisión
oficial no lo captó. La tensión con ella atravesó toda la asamblea, a
tal punto que Milei la cortó en seco sobre el final, cuando la vice
quiso dar por inauguradas las sesiones ordinarias y el Presidente se dio
vuelta y le dijo "no terminé, no te apures".