Un fantasma recorre Latinoamérica, el fantasma del golpismo
En el 2004 fue en Venezuela contra Hugo Chávez articulado de los medios
de comunicación y la oposición política servil a estos, en el 2008 en
Bolivia contra Evo Morales acompañado de un intento de secesionismo
encabezado por Santa Cruz de la Sierra y las regiones de la “Media Luna
fértil”, mismo intento en Venezuela ese año con el Estado petrolero de
Zulia, todos impulsados claro está desde la Casa Blanca. En la Argentina
un lockout de los sectores patronales del agro en el 2008 amenazaron a
la presidenta Cristina Fernández de Kirchner con un total
desabastecimiento de alimentos lo que se convirtió en síntoma de un
intento destitúyete forzado por las cuatro entidades agrarias, apoyadas
por el arco político y mediático opositor al gobierno y, durmiendo con
el enemigo, el vicepresidente Julio Cobos como mascarón de proa de este
intento protogolpita ¿No pasa algo parecido con el vicepresidente
Federico Franco en Paraguay? El golpe de Estado en Honduras en el 2009
que lo sacó al presidente Manuel Zelaya en camisón de su casa e
irónicamente encuentra otro parecido con lo que aconteció en Paraguay:
los mecanismos judiciales emitidos por la Corte Suprema de Justicia
hondureña para hacer efectivo el golpe y legitimar en el cargo al
golpista Roberto Micheletti. La lista continúa en Ecuador, con el
intento de golpe de Estado en el 2010 orquestado de manera “atípica” por
las fuerzas de policiales acompañadas por un sequito de la Fuerza Aérea
en contra de la “Ley de Servicio Público” que era el argumento de este
golpe contra el presidente Rafael Correa.
La historia parece repetirse de nuevo, pero ahora como farsa. Y la lista
negra parece sumar una nación más de nuestro querido continente:
Paraguay. Esta vez el golpe de Estado se disfrazó con el vocablo de
“Juicio Político” con la infame justificación de encontrarlo “culpable
de mal desempeño en sus funciones”. Esto apoyado por todos los partidos
opositores bajo la directriz del golpista del Partido Colorado, quien
fue el caparazón del personaje más siniestro que haya conocido la
historia paraguaya del último siglo: El dictador y asesino Alfredo
Stroessner. Una dictadura que duró 35 años, la más larga y sangrienta
que conocería la región y que padeció en carne propia el pueblo
paraguayo; perpetuada por los colorados hasta la llegada de Lugo al
gobierno el 15 de agosto de 2008, que rompería con la hegemonía
coloradista.
Ergo, los golpes de Estado no tienen el mismo carácter ni la misma
estructura que tenían en el siglo XX, donde el instrumento por
antonomasia eran las fuerzas armadas y el accionar fue el exterminio
sistemático a través del terrorismo de Estado que descansaban bajo las
alas del Plan Cóndor. Mutan en múltiples formas y con características
diferentes, camuflándose bajo el paraguas de lo constitucional como
expresión de ciudadanía. Espurio uso por parte de los interlocutores
políticos de la oligarquía paraguaya. Y este es en efecto, uno de ellos.
Un golpe de carácter parlamentario que se cristalizó en la destitución
ilegítima de un mandatario elegido por el voto popular. El contexto
actual es distinto, por lo tanto la mecánica y los métodos golpistas
serán de otra manera, se esconderán detrás las mascaras que provee el
cotillón festivo de la institucionalidad, la justicia o lo que es peor
aún: La democracia. Falacia de aquellos que mancillan el mandato
legítimo de los pueblos que eligen a sus representantes. En este momento
donde la metamorfosis golpista y proimperialista se presenta como la
hidra -con miles de cabezas-, el pueblo movilizado en las calles y los
países hermanos que integran la UNASUR y la CELAC condenen este golpe de
Estado que viola lo más importante que este momento histórico nos
convoca: La defensa genuina de la democracia.
(*) Ensayista. Integrante del Centro Cultural Enrique Santos Discépolo
de Misiones y militante del Movimiento Universitario Evita.
http://www.revistaelemilio.com.ar/2012/06/un-fantasma-recorre-latinoamerica-el-fantasma-del-golpismo/