Sólo cuando se conozca el mosaico político que surge de las elecciones
legislativas de octubre se sabrá si puede avanzar en el Congreso, la
idea libertaria de crear un nuevo sistema que reformule el sistema de
pago previsional, de características revolucionarias. Por ejemplo, que
incluya el regreso de algún tipo de AFJP o de alternativas de
administradores privados. Con jubilados y jubiladas ganadoras que cobren
muy bien en el futuro con dinero manejado por traders en el mercado de
capitales argentino y del exterior. Y otros pensionados que, quizá,
formen parte de los perdedores fiscales de la sociedad. Pero si los
números legislativos en el futuro Congreso Nacional del 2026 no dan para
un esquema de cambio de esta profundidad en el sistema previsional
argentino, no habrá reformas importantes en el esquema jubilatorio
local. Será, a todo o nada. Como le gusta a Milei. Y mientras tanto, no
habrá que esperar ninguna modificación que cambie la situación actual. Y
habrá veto si el Senado avanzara con la aprobación del proyecto de ley
que desde el miércoles tiene media sanción en el Congreso, y por la cual
se incrementan todas las jubilaciones y pensiones un 7,2% (excepto los
regímenes especiales), además de incrementarse el bono mensual de 70 mil
pesos a unos $ 110 mil mensuales, que a su vez pasará a actualizarse
por el Indice de Precios al Consumidor (IPC), sobre mes vencido. También
será vetada la restitución por dos años de la moratoria previsional, el
sistema que permitía que las personas sin los 30 años de aportes
pudieran comprar los saldos faltantes para acceder a la jubilación
mínima.
En definitiva, la actual política del oficialismo sobre las
jubilaciones se mantendrá firme. Incólume. Porque, además, para el
Gobierno, es exitosa. Y se considera dentro del esquema libertario, que
el aporte de la clase pasiva al ajuste fiscal ya se completó, y desde
este año hay una mejora en el poder adquisitivo. Los jubilados hicieron
su esfuerzo el año pasado. Se entiende que el 20% del logro del
superávit fiscal de 1,8% en el ejercicio 2024 se logró gracias al ajuste
sobre la clase pasiva. Se trata de unos US$ 5 mil millones totales.
Afirman además en el oficialismo, que la política de retribuciones a los
jubilados, en la comparativa con los gobiernos anteriores, resulta
favorable a los libertarios. Se habla de una pérdida del poder
adquisitivo del 18,5% en la gestión de Mauricio Macri, donde hubo mayor
nivel de demolición en los ingresos de los jubilados. En la gestión de
Alberto Fernández el resultado fue negativo, pero dual, dependiendo del
tipo de retribución de la clase pasiva. Fue del 4,6% para la mínima y
del 27,4% en las jubilaciones máximas. En el caso de Javier Milei, la
caída global sería de 14% para la mínima, pero con un alza de 3% en la
máxima. Y que estos datos de diciembre del 2024 se mantienen hoy, y que,
se sostendrán durante el resto del 2025. No mejorarán, reconocen en el
Ejecutivo. Pero no perderán, insisten en el mismo bando.