Si se suman los dólares que habían salido en diciembre, el rojo en
divisas en cinco meses alcanzó a 3000 millones. El modelo de Javier
Milei recibe permanentes mensajes de apoyo de AmCham, la cámara de
comercio de Estados Unidos en Argentina, y de empresas extranjeras en
general, pero el comportamiento con el bolsillo de esos mismos actores
por ahora muestra una divergencia, ya que sacan más divisas de las que
traen. 'La inversión externa directa, lejos de aportar dólares, por el
momento los está demandando', advierte la Fundación de Investigaciones
para el Desarrollo (FIDE), con datos del Banco Central.
'La inversión
externa directa es el componente más virtuoso para financiar el déficit
en cuenta corriente', explica el documento, dado que representa una
apuesta de capitales de otros países por la economía nacional. Sin
embargo, en los últimos meses la señal se convirtió en lo contrario.
'La
inversión externa directa, lejos de contribuir a aliviar la restricción
externa, está demandando dólares por repatriación de capitales: entre
diciembre de 2024 y abril de 2025 se registró una salida neta por el
equivalente a 3.000 millones de dólares', remarca.
La evolución de
esta variable es muy distinta a la que se registró en años anteriores.
Entre 2021 y 2024 hubo superávit en el primer cuatrimestre, con la
siguiente evolución: 237 millones de dólares (2021), 239 millones
(2022), 204 millones (2023) y 221 millones (2024).
El Fondo no alcanza
El
respaldo del FMI al Gobierno también es categórico, así como del
establishment y de otros organismos internacionales. Pero todos esos
discursos no fueron suficientes para neutralizar la masiva compra de
dólares también por parte del público. El primer mes sin restricciones
para adquirir divisas terminó con un saldo de 2000 millones de dólares.
De
este modo es como van drenando los 20 mil millones de dólares del
préstamo del Fondo para el gobierno de Milei, sin que se advierta cómo
se generará la capacidad de repago del crédito en los próximos años.
El
escenario es similar al que tuvo lugar en el gobierno de Mauricio
Macri, también con Luis Caputo como ministro: endeudamiento a mansalva
con fuga veloz, aumento de importaciones y dosis crecientes de gastos en
turismo internacional. Aquella vez el experimento voló por los aires y a
los argentinos les quedó el peso de la deuda.
Dólares, afuera
Otra
canaleta cada vez más preocupante por donde se licúan los dólares que
el Gobierno tomó prestados, y que habrá que devolver, es el turismo y
los gastos de argentinos en el exterior. Como en la década del '90, con
la convertibilidad, mes tras mes se superan los records de viajantes.
En
abril, el déficit de divisas del sector servicios ascendió a 1161
millones de dólares, impulsado, justamente, por los egresos por turismo y
los pagos con tarjeta en moneda extranjera. Estos dos ítems generaron
un desequilibrio de 863 millones de dólares, el mayor del que se tenga
registro para un mes de abril.
Este fenómeno es consecuencia directa
del atraso cambiario, que abarata los viajes al exterior y convierte a
la Argentina cara en dólares, lo que desalienta la llegada de turistas.
El
comercio exterior refleja esa misma situación por el tipo de cambio.
'La apreciación cambiaria, el proceso de apertura comercial (baja de
aranceles y desregulaciones), en un contexto donde la actividad
económica se recupera lentamente, ha provocado un boom de importaciones
que no ha sido acompañado por una expansión sensible de las
exportaciones', alerta FIDE.
En el primer cuatrimestre, las
exportaciones crecieron 5,8 por ciento interanual, mientras que las
importaciones aumentaron 35,6. Esta diferencia se agranda cuando se
consideran las cantidades exportadas e importadas, que registraron
incrementos del 5,2 y 44,7 por ciento, respectivamente. El superávit
comercial, que promedió 1.575 millones de dólares por mes en 2024, cayó a
apenas 241 millones en 2025.
El peso de la deuda
La
sustentabilidad del esquema económico descansa, de acuerdo a la
estrategia del Gobierno, en un solo factor: conseguir bajar el riesgo
país para volver a colocar deuda en los mercados internacionales, de
modo de refinanciar los vencimientos de capital e intereses que se
acumulan en los próximos años.
En 2026, los compromisos orillan los 20.000 millones de dólares, y de ahí en más superan los 25.000 millones anuales hasta 2031.
Sobre
la posibilidad de generar divisas a partir del desarrollo de la
economía, de las capacidades productivas, del aporte sustancial de la
ciencia y tecnología, el Gobierno no habla. La señal preponderante y
casi única es transmitir a los mercados que se sostendrá el superávit
fiscal a toda costa, aunque haya que someter a las mayorías populares a
un ajuste permanente.
Las consecuencias de estas políticas del
gobierno libertario se aprecian en la grieta del consumo: 'Mientras las
ventas de bienes durables (autos, electrodomésticos, viviendas) crecen
por encima del 30 por ciento interanual, el consumo masivo de bienes
básicos (alimentos, medicamentos) se encuentra estancado', indica el
informe de FIDE.
'Esta disociación se explica principalmente por la
dinámica en la distribución del ingreso, donde los estratos de ingreso
alto y con capacidad de ahorro se ven beneficiados por el efecto riqueza
que genera la valorización financiera, mientras que los sectores de
ingreso fijo han visto recortada sensiblemente su capacidad de consumo',
concluye.