"El libro es una tesis compañera", calificó Díaz, al tiempo que explicó
que el objetivo "es dar cuenta de lo que fue ese proceso revolucionario
desde una perspectiva comunicacional".
El historiador desmitifica en este libro la versión de que el periodismo
no tuvo influencia en el proceso revolucionario."Se decía que no se
publicaba nada porque había censura previa, que los artículos eran naif,
que no decían nada y que tampoco influyó porque nadie sabía leer,
solamente algunos miembros de las clases acomodadas y varones. Este es
un gran error- aseveró- para eso voy dando cuenta de diversas
cuestiones.
"Primero empiezo a analizar y establezco polémicas con mi estilo
jauretcheano, con escritores de renombres, como Habermas, a los que les
cuestiono su ninguneo al periodismo manuscrito, especialmente los
pasquines, como la Recova , El Catedral, El Fuerte; y la negación a la
participación femenina en la esfera pública, cosa que yo no estoy para
nada de acuerdo", continuó.
"Hay un ejemplo que yo cito, en el año 1809 Cisneros quería traer de
Montevideo a Elio y para persuadirlo, hay que tener en cuenta que Buenos
Aires era una aldea con una pequeña población, se publican mil
pasquines diciéndole algo así como quédate tranqui porque te vamos a
pegar una degollada que vas a ver. Ahí tenemos una manifestación
comunicacional, manuscritos muy eficaz", argumentó el autor.
Luego, Díaz, comentó que le ha llevado "mucho trabajo de elaboración
esta tesis, estoy hablando de ocho años o más, es una tesis que ojalá
tenga difusión. En estos día estaré presentando esta tesis en el Senado
Bonaerense con la presencia del vicegobernador Gabriel Mariotto",
anticipó.
El historiador, resaltó como tema central de la esfera pública "a la
movilizaciones callejeras", desde un pensamiento nacional y popular y
agregó: "entiendo que esta situación en buena medida es el poder, y la
esfera pública rioplatense se amparaba en la movilización callejera, que
fueron capaces de generar cabildos apoyados por esta muchedumbre para
evitar que Sobremonte no reasumiera su cargo de virrey".
También contó "otro aspecto muy interesante es el periodismo que es muy
importante en esta época y nadie lo rescata porque era el único medio de
comunicación que tenían los intelectuales, no había libros , ellos
podían escribir artículos periodísticos pero no un libro porque no había
imprenta. El periodismo es el gran vehículo, es lo que yo rescato,
después me encargo de probar que sabían leer las mujeres, los esclavos
varones y mujeres, los aborígenes y voy demostrando como se leía y
encuentro que la práctica de lectura era en voz alta, eran lecturas
plurales que llegaban a un gran público y se leía en las tertulias, en
las casas particulares, en los cafés, en las pulperías, en los atrios de
las iglesias, en las calles, en las plazas.
"Y eso no es que lo digo, también lo demuestro y el universo de lectura incluía también a los analfabetos", fundamentó el autor.
En la misma sintonía, el historiador señaló que el discurso periodístico
"llegaba a gran número de personas, inclusive me encargo de demostrar
que la censura previa no funcionaba bien. Se decían cosas, y muy
severas, como que un periodista de Potosí le dice al Rey, mire que
estamos matando dos mil quinientos aborígenes por año en las minas de
Potosí, una crítica severísima de un componente de la esfera pública
rioplatense hacia el Rey".
Esta situación, según explicó Díaz le permite "poder mostrar por ejemplo
a Halperin Donghi que dice que Belgrano y sus discípulos tenían como
horizonte la provincia de Buenos Aires, y yo estoy mencionando que están
escribiendo de Potosí, lejos de pensar en Buenos Aires, pensaban en
toda la América ".
El escritor considera a Manuel Belgrano como "el gran inspirador de la
comunicación rioplatense; yo discuto con Habermas, pero establezco una
categoría de periodismo intelectual ampliado, es un concepto inherente a
la modernidad, consecuentemente Belgrano es un intelectual de cabo a
rabo, demuestro que esta encabezando una esfera pública rioplatense y es
el alma y el motor de este proceso revolucionario".
Volviendo a nuestra realidad, Díaz opinó que el periodismo hoy goza de
"muy buena salud", la nueva ley de Servicios de Comunicación
Audiovisuales "ofrece allí una plataforma para que diversos sectores que
componemos la sociedad tengamos posibilidades de acceder a los medios
de comunicación, desde ese punto de vista estamos en el buen camino"
Además, consideró como "muy auspicioso el debate que se dio en torno a
esta normativa, más allá de la posición que cada uno adopte, se debatió
públicamente que implica las corporaciones de medios".
"Espero que esta gacetilla de la presentación de mi libro aparezca en
algunos medios, ya que no digo que haya censura porque es muy fuerte,
pero si se omite información destinada a mi persona por el compromiso
político que tengo", denunció.
Más adelante, Díaz manifestó su orgulloso de haber recibido el premio al
investigador formado de la UNLP. "Soy el único ciego que he sido
premiado con distinción tan honorable, y no parecieron los medios gordos
de la ciudad a reflejarlo porque yo soy Tato Díaz", disparó.
En tanto, llamó a que los argentinos "sepamos aprovechar el momento este
de repensar los medios de comunicación y que no se nos pierda de vista
lo que decía el gran sabio de las clases populares, Arturo Jauretche
'que eso de la libertad de imprenta es más que nada libertad de
empresa'. Acá los medios son actores políticos que juegan con intereses
determinados, los de lucrar e influir", advirtió el historiador.
"A no rasgarse las vestiduras y a no esconder lo que muchas veces prima,
que es la publicidad", señaló Díaz, quién para finalizar utilizó una
metáfora para sintetizar su pensamiento: "No hay peor ciego que el que
no quiere ver".